Borrar
Cobo, con cara de sufrimiento, tras llegar a la cima de Peña Cabarga. :: Foto: José Manuel Vidal | Vídeo: Héctor Díaz
Cantabria rescata a Cobo
VUELTA A ESPAÑA 2010

Cantabria rescata a Cobo

La afición de Peña Cabarga impulsó al líder con su ánimo cuando recibió el ataque de Froome, que se acerca a 13 segundos

J. GÓMEZ PEÑA

Jueves, 8 de septiembre 2011, 20:10

A Juanjo Cobo la emoción se le anticipó a las palabras. Diez metros más allá de la meta tuvo que coger aire con todo: nariz, boca, ojos. A medio kilómetro de la cima de Peña Cabarga se había sentido sepultado por el ataque brutal de Froome, el keniano rubio. «Se me iba la Vuelta», pensó. Sus piernas habían arrojado el ancla. No le quedaba músculo. Así que pedaleó de oídas: una orla de gente, banderas y gritos le devolvió el aliento. Si Cobo no podía; ellos sí. Su afición. Cantabria infinita. Cobo es proclive al pesimismo. En cualquier otro lugar se hubiera hundido. Allí no. Era su paisaje. Era su día. Y, sobre todo, era ante su gente, su familia, sus vecinos. «Nunca me hubiera perdonado perder el maillot de líder aquí», contó. De estar a punto de irse a pique pasó a ser el Cobo del Angliru. Demoledor. La faja de público le vio atrapar a Froome. Y rebasarle. Cobo infinito. Aunque no es perfecto. Vive a 50 kilómetros y no conocía la subida. Froome, que se crió al otro lado del mundo, en Sudáfrica, se la sabía de memoria. El africano le pasó en el giro final para quitarle un segundo y ocho más de bonificación. Está a sólo 13 segundos del 'bisonte'. A tiro de bonificación después de una fantástica etapa. Infinita.

Cobo es un solitario. Así le gusta rodar por la Cantabria interior, por los puertos de La Hoz, Ozalba, también por Lunada y Estacas. «Siempre llevo dinero por si necesito cualquier cosa. Pero por donde voy no hay dónde gastarlo», bromea. Ni cobertura para el móvil. La naturaleza se resiste al ruido. Sólo el cencerro de alguna vaca tudanca entrecana. Ayer, Cobo cambió el decorado. Su liderato encendió Cantabria. La afición hacía guardia en Peña Cabarga. Atasco en la montaña. El expresidente Revilla encaramado a un peñasco puro en boca. Que viene Cobo. Afición infinita. La etapa venía loca, eléctrica. A toda pastilla por uno de los descensos más bellos de la península: Lunada. El Katusha de 'Purito' tiraba y exponía sus intenciones: 'Purito', como en 2010, quería ganar en Peña Cabarga. Aquel día se cayó Antón, que iba de líder. También el vizcaíno del Euskaltel buscaba cerrar el ciclo en el mismo punto donde todo se le rompió. Liberarse. Así, con tantos intereses, es imposible que una carrera se sosiegue.

Nieve pisa el acelerador

Y menos con Cantabria allí, a la espera de Cobo. Txurruka, Martin, Bruseghin, Sorensen y Van den Broeck echaron el anzuelo al inicio de Peña Cabarga. Por si picaba la cuesta. No. Nieve, relevo de Antón, pisó el acelerador mediada la subida. Sobre cientos de pintadas: 'Cobo', 'Bisonte'. Eso se leía y eso se oía. A gritos. Ahí, a Cobo se le calentó la sangre. No está acostumbrado a tanto ruido. Le pudo la ansiedad y se movió antes de tiempo. Es humano. Quería cumplir con los suyos. Matxin, desde el coche del Geox, le pedía calma. «¡Regula, regula!». Pero el bisonte es un animal salvaje. No corre; embiste. Y lo hizo a destiempo, cuando vio moverse a Nieve. El navarro no era su rival. El enemigo estaba detrás. Astifino, vestido de negro. El africano Froome, la sombra que más le pesa a Cobo. «Conocía la subida de la Vuelta 2010 -contó el ciclista del Sky-. Sabía que tenía que atacar en el kilómetro final». Al ritmo de esa idea soltó un manotazo a pedales. Tremendo. Cobo, de repente, se inclinó. Cedió 50 metros. Un abismo cuando la diferencia en la general era de apenas 22 segundos.

En la Vuelta ya sólo estaban ellos dos. Pardilla, molido por una intoxicación alimentaria como buena parte del Movistar, viajaba hacia casa. Antón y Nieve, quinto y sexto al final, no contaban para el triunfo. Tampoco Martin, que termino cuarto, ni Mollema, el tercero. La Vuelta eran Cobo y Froome. Y el cántabro jugaba en casa. El factor campo. En 'twitter', Bradley Wiggins acusó a la afición de amenazar a Froome. «Si ganas, te matamos». Eso escribió. Palabras. No hubo ningún incidente. Nadie frenó al keniano, aunque sí recibió algún injustificado abucheo. Froome iba a lo suyo: a por una Vuelta que aún colea. «Ha sido un final electrizante», resumió. Por un momento, la ronda fue suya.

Saca la rabia del cajón

«He ido a por él, pero no podía», confesó Cobo. Cantabria salió al rescate. Le sopló con su aliento. El 'bisonte' sacó la rabia de su cajón interior. Buen combustible. Froome se dio de bruces con la penúltima rampa. Cobo, sentado, renacido, le cazó. Le pasó y no paró para coger aire. No se mide. El 'bisonte', a su manera. «Se me ha hecho larga la curva final. No la conocía», lamentó. Froome, que vio un pasadizo entre Cobo y la valla, le cogió unos metros, un segundo de ventaja en la meta y otros ocho de bonificación. Era un secuencia idéntica, aunque en cámara lenta, a un duelo motero entre Rossi y Lorenzo. Ahora uno; ahora el otro. «He sufrido mucho -declaró Cobo-. Es el día que he llegado más muerto a la meta. Vine aquí de turista el año pasado, pero no llegué a ver cómo era el final». Ese error pudo valer una Vuelta. Cantabria lo impidió. Le quedan cuatro días y tres etapas llenas de puertos y bonificaciones. De sprints intermedios que pueden decidir. «Cobo es rápido», avisa Matxin.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Cantabria rescata a Cobo