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Recarga de combustible en la central de Cofrentes (Valencia).
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El cementerio nuclear no se hace, de momento. Este año pagaremos a Francia 22 millones -60.000 euros al día- por guardar nuestros residuos

ZURIÑE ORTIZ DE LATIERRO

Domingo, 18 de septiembre 2011, 02:08

Oye, ¿a ti te han llamado del ministerio? Llevo un año sin saber nada.

- ¿Llamado? Ni siquiera me descuelgan el teléfono cuando trato de contactar con alguien. Nos han dejado tirados, con lo que hemos peleado, las presiones que hemos recibido... Parece que se ha muerto todo el mundo, que nadie se acuerda del almacén de residuos radiactivos al que tanto bote se le dio.

Hablan los alcaldes de Santervás de Campos (Valladolid) y Zarra (Valencia), dos de las ocho localidades escogidas por el Gobierno de Zapatero para albergar el cementerio nuclear del que nunca más se supo. Pero el petardazo que ha pegado esta semana el complejo de Marcoule (Gard), en el sur de Francia, donde guardan los residuos producidos durante el desmantelamiento de Valdellós I, nos ha vuelto a recordar que el contador sigue en marcha. 22 millones de euros al año, 60.000 euros al día, cobrarán los franceses por nuestra 'basura' hasta que se ponga en marcha ese cementerio gigante y único para el país.

En la Empresa Nacional de Residuos Radiactivas (Enresa) dicen que ellos no manejan calendario alguno, que son la parte técnica, los encargados de construir ese almacén y gestionarlo: «La decisión es cosa de Industria». En el ministerio también se lavan las manos : «Está pendiente solo la ubicación y eso es una decisión del Gobierno». En La Moncloa, no se atreven a crucificar el proyecto, pero a un mes de las elecciones, como si lo hicieran: «Ahora no toca».

A Santiago Baeza Benavides, regidor de Santervás de Campos, le dijeron en julio de 2010 que la elección del lugar y la construcción del vertedero «eran inmediatas». Apaga el tractor para explicarse mejor. «Entonces nos convocaron a los ocho alcaldes en unas jornadas en Santander y nos dijeron que se hacía ya. Pero ahora no está ningún partido interesado en mover esto. Está muy parado y hasta pasadas las elecciones no vamos a saber nada». Santiago es del PP y habla con lejanía de los suyos y de los de enfrente. Con 156 habitantes, el paro es casi residual en el pueblo, pero a nadie amarga un dulce como este cementerio, con una asignación anual de 7,8 millones de euros para el municipio elegido. Y tenía pinta de ser Zarra, la localidad mejor puntuada según el informe aprobado por la comisión interministerial encargada de poner en marcha la instalación. Lo hizo la última vez que se reunió, el 16 de septiembre de 2010.

Su alcalde, el independiente Juan José Rubio -antes militó en el partido socialista, pero le expulsaron tras ser imputado de varios delitos-, ha terminado sus vacaciones visitando a su colega Santiago de Santervás de Campos. «He ido a verle. Estamos preocupados. No sabemos nada. Antes nos llamaban y ahora ni siquiera nos atienden en Enresa. Hemos pasado lo nuestro, con los ecologistas encima... Tanto lío para nada».

Ese «lío» ha sido un verdadero quebradero de cabeza para España desde que hace más de 40 años se estrenara en la energía nuclear. Nadie ha encontrado o se ha atrevido a adoptar una solución para almacenar los residuos radiactivos de alta intensidad. Los de baja y media se guardan en la instalación cordobesa de El Cabril. Ni González, ni Aznar, ni Zapatero. El primero hizo unos estudios para construir un almacén subterráneo en Salamanca. El tercero lanzó una convocatoria pública para reclutar localidades candidatas y seleccionó ocho. Falta el empujón final y decisivo.

Piscinas saturadas

Si se echa un vistazo a las piscinas donde las centrales guardan el combustible gastado, el asunto no está para muchos retrasos. La más antigua de las ocho activas, Santa María de Garoña, ya envía una parte de su 'basura' -mínima, eso sí- a Gran Bretaña. Industria le ha dado un plazo de vida hasta 2013 porque era el periodo necesario para construir el cementerio y dejar allí los residuos radiactivos tras su desmantelamiento. Pero pasados los dos años de la orden de cierre, ratificada por la Audiencia Nacional y recurrida a su vez por la empresa, el almacén sigue sin saltar del papel al terreno. Ascó 1 se saturará también en 2013 y Ascó 2, uno después. Almaraz 1 en 2020, Cofrentes en 2021, Almaraz 2 en 2022...Y la minuta francesa no tiene pinta de bajar.

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