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NACHO CAVIA
Jueves, 29 de septiembre 2011, 03:07
Caja Cantabria ha asumido la solución de la paralización de una gran urbanización del centro de Los Corrales de Buelna. Residencial La Pontanilla -levantada entre la plaza con el mismo nombre y la Avenida Cantabria- tenía que haberse concluido y entregado a los compradores de sus pisos en 2008, pero una serie de problemas con la promotora retrasaron el final de los edificios y, por ello, su entrega. Ahora, con Caja Cantabria como única responsable, la veintena de familias que desde hace dos años vienen sufriendo por una propiedad que incluso llegaron a dar por perdida acogen la noticia con cierta esperanza. Aunque eso sí, después de haber abonado una media de 30.000 euros cada una.
Fue en 2005 cuando los futuros propietarios formalizaron la compra de un piso en Residencial La Pontanilla. En cambio, cinco años después las obras se paralizaban, comenzando, así, el calvario para los compradores. Ahora, la entidad en la que los afectados depositaron el dinero, Caja Cantabria, ha decidido acabar con el problema y ha llevado a juicio la ejecución de la hipoteca que tenían los promotores para asumir el proyecto y acabar la obra.
Los afectados esperan que ese proceso judicial no sea largo y poder ver al fin la luz tras un túnel demasiado largo. Los técnicos han determinado que lo que queda de obra no llevaría mucho más allá de seis meses a un ritmo normal de construcción. No comerán el turrón en sus nuevas casas pero al menos podrán brindar por ellas en Navidad. Y es que el edificio, de 44 viviendas, plazas de garaje y locales comerciales, está terminado en más de un 80%. Incluso se han ejecutado ya las mejoras que cada comprador pidió para su futuro hogar.
Tres años de espera
La historia comenzó a finales del 2006, cuando dos promotores adquieren la sociedad original que puso en marcha el proyecto de construcción un año antes. Según los afectados, por un precio muy superior al valor de la obra, algo que se podría achacar a que eran mejores tiempos para la construcción. Hasta ese momento se habían vendido 20 de las 44 viviendas. La nueva promotora incrementó los precios y a partir de ahí, tan sólo vendió un piso más. La entrega estaba prevista para 2008 pero las obras se paralizaron tres años más tarde. Discrepancias entre los socios o, según los vecinos, no haber podido dar salida a las viviendas podrían ser las razones.
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