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GUILLERMO BALBONA
Domingo, 9 de octubre 2011, 17:32
Los museos canalizan su pasión y copan una intensa trayectoria profesional reconocida en los ámbitos más prestigiosos del mundo del arte. Tras dirigir durante siete años la Tate Modern de Londres insiste en confesar que no desea ponerse al frente de un centro museístico. Presidente de la Comisión Artística de la Fundación Botín, institución a la que está ligado desde el año 2003, el valenciano Vicente Todolí encabeza el equipo responsable que trazará el diseño de los contenidos y del programa de actividades del futuro Centro de Arte Botín. Crítico con esa «creciente estrategia del todo por la audiencia» que se está implantando en los museos, Todolí está convencido, sin embargo, de que el proyecto de la Fundación santanderina parte con una ventaja clara: la apuesta por su creciente Colección y una ya larga y asentada trayectoria, «bien definida a través de sus becas». El exdirector del IVAM, quien subraya que el Centro Botín sumará de forma significativa a la hora de potenciar el eje cultural del norte de España, está convencido de que el proyecto del arquitecto Renzo Piano se convertirá en un icono del Santander del siglo XXI.
-Hace apenas quince días se presentaron las líneas generales del diseño de Renzo Piano. Los compromisos de agenda no le permitieron asistir al acto oficial. ¿Cuál es su opinión sobre el proyecto del arquitecto italiano?
-Siempre he admirado a Renzo Piano porque es de los pocos arquitectos que tiene en cuenta el arte contemporáneo, y eso es esencial a la hora de construir un edificio de esta naturaleza. En todos sus proyectos ha mostrado una gran sensibilidad hacia el modo en el que se enseña el arte. Alguien que intenta hacer simplemente su proyecto no como prioridad absoluta y al margen de la funcionalidad, que en este caso radica en que el arte se sienta cómodo, y como en su casa, el arte y los artistas. También es un arquitecto que respeta mucho lo que es la escala humana y eso es muy importante. No se obsesiona con monolitos, no es escultural, porque la arquitectura que sólo es una cosa exterior, no es arquitectura. En la arquitectura el interior es tanto o más importante que el exterior. Es algo que olvidamos a menudo y él, sin embargo, lo cuida mucho.
-Piano ha resaltado la trascendencia que concede a la luz de la ciudad en su futuro edificio. ¿Cómo lo valora?
-Esto Renzo lo cuida siempre mucho, y si hay algo esencial en el arte es por supuesto la luz. Y él trata la luz natural probablemente como ningún otro arquitecto. Es importante porque eso da vida. Muchas veces vas a un museo y las obras te parecen planas, como muertas, y es porque no existe un buen tratamiento de la luz. En este caso, Piano garantiza mostrar las obras como si tuvieran vida. Y más donde estamos, en plena bahía y con una luz tan cambiante. El interpreta el sentido del lugar, así que será un edificio irrepetible en un lugar irrepetible que va a incorporar una de las esencias de Santander, como es esa variación lumínica, como de varias estaciones en un día.
- Entre las polémicas que ha generado el proyecto, la más recurrente es la de su ubicación. ¿qué radiografía personal hace del terreno que ocupará el centro?
-Me parece que no podría haber ubicación mejor. Pensemos en el lugar tal como es hoy e imaginemos el espacio ya con el edificio. Lo que hace es poner en valor todo ese área y el proyecto del frente marítimo y acentuar el carácter de ciudad marítima de Santander. Así que para mí es un regalo, una joya. Por supuesto, siempre hay que admitir otros gustos y como decía Churchill en un discurso 'el optimista es alguien que ve una oportunidad en las calamidades y el pesimista en el que veía una calamidad en las oportunidades'. La gente debería estar orgullosa de un proyecto así y es un regalo para la ciudad y para la comunidad. Va a ser una de las primeras visiones de la ciudad a través del ferry y los cruceros, y será una de las imágenes de Santander. Al mismo tiempo se convertirá en un icono. Ya hay otros pequeños iconos, como el Club Náutico, ejemplo de arquitectura marítima. Y este va a ser otro paso adelante y hacia arriba para la ciudad.
-Dada su responsabilidad al frente de la comisión de arte, ¿cree que el futuro centro debería compartir un director artístico y una dirección ejecutiva?
-No, por supuesto que no. Habrá un director. Y en ese objetivo trabaja ya la Fundación. Pero lo importante y lo fundamental es que en 2012, dos años antes de inaugurar el museo, se comience a trabajar en la programación. Lo ideal es eso. Ver qué perfil debe tener la persona responsable viene después. Por supuesto debe ser un especialista en el arte contemporáneo porque esa va a ser la misión del museo. Pero también alguien que posea experiencia en la producción y ejecución de proyectos para trazar las líneas maestras que más tarde se irán perfilando. Tiene que ser un especialista no un manager.
-Cada vez que habla de un museo o su proyecto, destaca como clave de futuro a su colección y como objetivo prioritario hacer colección. En este sentido, los fundamentos, criterios y fondos de la Fundación Botín, ¿qué papel cumplen?
-Una colección siempre está en marcha y en evolución. En este caso, la actividad diaria es clave. Hasta este momento, lo que había era una línea coherente en el tiempo: realizar exposiciones anuales de los directores de taller, que están también escogidos con una intención, y sumar colección con sus trabajos. Es el caso ahora de Paul Graham con la exposición que yo mismo he comisariado. Así tenemos una 'habitación' de artista, y no una obra de cada uno de ellos con la sólo conseguiríamos una colección de sellos. Esto por una parte. Por otra, existe la tradición de una actividad muy importante para la Fundación que es la de los becarios. Y eso se ha traducido en que los artistas que ya han pasado por aquí sean muchísimos. Lo que se hace es revisar su evolución posterior porque muchos de ellos, como se ha demostrado, han tenido una carrera muy interesante en el arte actual nacional e internacional. Y ese seguimiento permite la opción de incorporarlos a la colección. Tenemos también las nuevas becas de comisarios. Con todo ello y con el consejo asesor y el nuevo o nueva directora tendremos, asimismo, la posibilidad de ampliar las actividades y la colección. Y tenemos tiempo hasta la apertura del centro.
-Usted insiste en la ecuación colección-museo...
-La colección siempre define al museo y no, como sucede a menudo, que un edificio más o menos espectacular de un arquitecto estrella se convierte en la prioridad. Siempre digo que el funcionamiento de un centro artístico debe tener un cuerpo con una pierna anclada en el territorio en el que se asienta y la otra moviéndose en círculos para captar signos que tener en cuenta para dotar de vida al espacio y configurar la programación.
-Su censura y crítica al 'síndrome Guggenheim' y sus daños colaterales, ¿no contradice a la anunciada contribución del Centro Botín?
-Todo suma. En Londres por ejemplo cuando nosotros programábamos desde la Tate teníamos en cuenta a la Whitechapel o la Hayward Gallery o el Barbican, todo suma un significado de futuro. Hay gente que piensa que ir a ver exposiciones o eventos a varios puntos es algo factible que enriquece y en el caso de Bilbao y Santander, están sólo a una hora de coche.
-¿Qué pasos debe dar la Fundación hasta que esté construido el edificio de Piano?
-Nosotros no paramos. Seguimos coleccionando, porque la colección es el capital del museo, es una prioridad. Las actividades ya se harán cuando tengamos el nuevo edificio, pero mientras la Fundación va a hacer un esfuerzo de cara a incorporar más obras y a revaluar y revisar el protagonismo de todos sus becarios. Uno para hacer colección siempre tiene que ir siguiendo lo que hacen los artistas.
-Este año quedó suspendido el proyecto de exposición de la obra de Mario Merz, ¿existen perspectivas de recuperación?
-La muestra de Mario Merz coincidió con la apertura de siete exposiciones de arte povera este año en Italia porque curiosamente han tomado el povera como signo de identidad cultural celebrando el aniversario de Italia, una cosa inconcebible al tratarse de un movimiento muy difícil. Esto ha hecho que la exposición se haya pospuesto. Pero dado que Merz marcó en vida un hito significativo con su iglú para el Palacete del Embarcadero, contaremos para el futuro Centro con una pieza especial.
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