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G. BALBONA
Domingo, 23 de octubre 2011, 18:01
Un ligero pero significativo cambio de ubicación, al desplazar la doble edificación hacia el oeste, donde se sitúa el aparcamiento del ferry; la eliminación de la anunciada pasarela y la permanencia de la Grúa de Piedra en su ubicación actual son algunas de las decisiones que el arquitecto Renzo Piano se plantea introducir en su proyecto del futuro Centro de Arte Botín.
Cuando previsiblemente dentro de un mes el proyecto de la obra destinada a cambiar la pequeña y la gran historia del 'nuevo' Santander, muestre sus señas de identidad definitivas se habrá certificado que para Piano la arquitectura es algo vivo y en constante mutación. El prestigioso creador genovés, Premio Pritzker, siempre mantiene la puerta abierta a una modificación permanente de los proyectos en los que trabaja, hasta el límite que marcan los plazos de ejecución. El de Santander no será una excepción. En la que será su primera obra en España el arquitecto apuesta por agotar todas las posibilidades hasta el final alrededor de un proyecto comprometido con la ciudad que conjugará los factores que la definen: la luz y el agua.
El diseño del Centro, el icono que encabezará la transformación del Frente Marítimo y la planificación de un nuevo vínculo entre la ciudad y el puerto, no cambiará en su planteamiento general respecto a lo anunciado por el propio coautor del Pompidou el pasado mes de septiembre en Santander. Pero Piano y su equipo, según ha podido saber este periódico, estudian y trabajan en continuos nuevos detalles que conllevarían sensibles cambios en aspectos esenciales del proyecto presentado en Santander hace un mes aproximadamente.
El emplazamiento, en principio al este del aparcamiento del ferry, generó dudas y discrepancias entre los arquitectos y los ingenieros de la región invitados por la Fundación Botín a la presentación de septiembre. Y numerosos santanderinos han expresado, en las páginas de EL DIARIO, por ejemplo, su oposición a un cambio de ubicación de la Grúa de Piedra. El pasado día 1 Piano se reunió en su estudio italiano con el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, y los responsables de la Fundación Botín para analizar diversos detalles de la futura infraestructura cultural. Las consideraciones aportadas por diferentes voces ciudadanas, técnicos y expertos fueron evaluadas y tenidas en cuenta por el arquitecto.
El Ayuntamiento reconocía entonces que los factores relacionados con los estudios de tráfico de los que dispone el Consistorio, y los aspectos relativos a la accesibilidad o la conexión con los espacios públicos, estaban siendo objeto de nuevas consideraciones por parte de Piano.
Durante esta semana, como avanzó este periódico, se han abordado sondeos diarios para un posible soterramiento del tráfico frente al futuro Centro de Arte Botín. Los trabajos de análisis del subsuelo iniciados el lunes por una empresa de ingeniería han sido visibles frente al monumento al incendio de Santander, los jardines y otras zonas adyacentes. La eliminación del vial de tráfico, en el tramo que discurre entre la rotonda de la plaza de Alfonso XIII y el Palacete del Embarcadero, ya formó parte de los primeros diseños planteados por el equipo de Piano. Aunque lógicamente supone un mayor coste, la medida cobra fuerza en la renovada configuración del proyecto.
El arquitecto, que en todo momento se ha mostrado sensible al debate, parece asumir detalles y factores singulares sobre su concepción del centro. Ya el pasado mes confesó que este es el primer proyecto que diseña que ha empequeñecido de tamaño mientras progresaba su desarrollo sobre papel. Lo cierto es que de avanzar en la idea de eliminar el tráfico -un cambio fundamental ante los progresivos cambios que deparará la ordenación del frente marítimo- al proyecto arquitectónico le aguardan sucesivas y encadenadas novedades.
Al suprimir el vial se genera un gran espacio urbano y se agranda el área peatonal. En ese nuevo contexto de actuación es en el que Renzo Piano se ha planteado ahora nuevas modificaciones. Ante la posibilidad de trabajar sobre una mayor superficie, el arquitecto italiano estudia desplazar el futuro Centro hacia el oeste, respecto a la ubicación planteada inicialmente, en la que se buscaba no ocupar la parcela agresivamente y generar un espacio ciudadano en forma de gran plaza como continuidad de los Jardines de Pereda. Ante la libertad de movimientos sobre la superficie ganada, los dos volúmenes, suspendidos a cuatro metros de altura sobre los muelles y sustentados por otras tantas columnas de acero, se situarían ahora en la zona casi central del aparcamiento e incluso puede que se adentren más en la bahía.
Este desplazamiento (entre el Palacete y el vallado del parking del ferry hay unos sesenta metros) conlleva suprimir la anunciada pasarela. Una rampa, concebida inicialmente como una de las ideas «divertidas y poéticas» del proyecto, que atravesaba a cinco metros de altura los Jardines de Pereda y llegaba hasta la plaza destinada a dividir los dos edificios. En este caso sólo se mantendría el tramo que se adentra unos 25 metros en la bahía. La otra gran consecuencia del cambio radica en la permanencia de la Grúa de Piedra en su actual posición.
Piano, quien en su comparecencia destacó y enfatizó a lo largo de su intervención el carácter de edificio público del centro y su voluntad de que sirva como gran lugar de encuentro de la ciudad, plantea otros cambios derivados del nuevo emplazamiento. El doble edificio perdería su ubicación lineal con los muelles de Albareda, prevista cuando se situaba frente a la sede del Banco Santander y, por tanto, el nuevo solar conlleva el estudio de previsibles cambios en la confrontación de los dos volúmenes en los que se estructura la construcción. En principio según lo anunciado son 6.000 metros cuadrados (2.000 menos que en primer proyecto), de los que 5.000 están sobre los muelles y los 1.000 restantes son subterráneos y albergarían los servicios.
Carente de sentido
De confirmarse el próximo mes el soterramiento del tráfico la accesibilidad a la nueva infraestructura cultural y la conexión con los Jardines de Pereda serían mayores y directas. La pasarela peatonal que sobrevolaba los Jardines de Pereda para salvar el tráfico rodado ya carecería de sentido. En cualquier caso las modificaciones reabren el debate ciudadano y técnico que siempre ha girado en torno al tamaño y la ubicación del centro y, en menor medida, a la futura situación de la Grúa de Piedra. La eliminación del tráfico, de hecho, fue una alternativa que asomó entre las cuestiones debatidas y una de las propuestas concretas que profesionales de la ingeniería y la arquitectura de la región plantearon al arquitecto genovés.
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