Ruta Le Corbusier en Siboney

Un itinerario pictórico a través de iconos, símbolos y referencias arquitectónicas. 'La Ruta le Corbusier 'de Damián Flores (Acehuche, Cáceres. 1963) recala hoy en la galería santanderina Siboney. La inauguración está prevista a las ocho de la tarde y la muestra se exhibirá hasta diciembre. La cita supone el regreso del pintor a Santander con su obra, y como si de un autor de una saga literaria se tratase, viene con una nueva entrega para participar en la temporada expositiva de la sala de Castelar. El pintor extremeño -formado y afincado en Madrid- rinde un homenaje a la arquitectura moderna, plasmado en la figura de una de sus personalidades más significativas: Le Corbusier.

Esta es la nueva entrega de pinturas de Flores -con obras realizadas en su totalidad en 2011- un artista vinculado a Siboney desde el año 1995, en que presentó 'Luz del Norte', su primera muestra individual, a la que siguieron: Color del alma (1998), Laberintos (2002), Quiero una casa (2004), y Pintor en Nueva York. (2010). Lleva por título de 'Ruta Le Corbusier', y presenta 23 obras de distintas dimensiones y formatos: rectangulares, cuadradas, redondas... «Creo que hay visiones que tienen más fuerza proyectadas con un formato circular», explica el autor.

Es su sexta muestra individual en Santander. La cita resulta excepcional: además de plantearse como una suerte de compendio de las anteriores, y en la que nuevamente evidencia su maduración artística, se une a sus incuestionables cualidades lo atractivo del tema elegido, la Arquitectura Moderna. Una época dorada que ha fascinado a muchos de los mejores espíritus posmodernos.

Damián Flores de manera silenciosa ha ido exhibiendo pinturas que tienen como tema fenómenos urbanos. Una nueva forma de mirar la ciudad y sus hitos que es heredera de las antiguas «vistas topográficas» y de los paisajes urbanos pero que suelen tener un toque de la metafísica de Giorgio de Chirico y de la frialdad escrutadora de Edward Hopper.

Dentro de esta tendencia, que no forma una corriente ni presupone un estilo común, se encuentran los trabajos de 'Ruta Le Corbusier', en los que Damián Flores no se ha limitado a imitar con el pincel las apariencias de las cosas, -de lo que se ve-, sino que «ha idealizado las formas, vaciando las calles, eliminando los elementos adulterados por el paso del tiempo y el cambio de uso, aislando los edificios de un contexto urbano, representando obras o acercándose al detalle, para tomar sólo un fragmento significativo».

Su trabajo previo a la realización de las obras, en el que busca puntos de vista subjetivos y encuadres singulares, incluye un buen repertorio fotográfico y un trabajo de documentación muy exhaustivo , más 'libros de historia' para recrear acontecimientos, y momentos históricos para realizar los cuadros. Damián Flores entremezcla ahora historia y ficción, a las que iguala en sus pinturas, como en alguna de las más santanderinas, caso de Le Corbusier observando en Club Marítimo con gesto aprobatorio. Documentación y ficción. «Lo que ciertamente fue, junto a sucesos de los que tampoco tenemos la certeza de que no fueron». Otra de las características de la pintura de Damián Flores, -el misterio-, se celebra, sobre todo con su singular luminosidad.

«Hay dos Damianes en uno. El metafísico, que es urbano y se manifiesta en los fragmentos de ciudad que retrata, o de caprichosa arquitectura urbana en medio del campo». El otro retrata y homenajea artistas, escritores, fotógrafos o arquitectos, como en esta exposición dedicada a Le Corbusier.