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Los turistas contemplan el Castillo de la Mota situado levantado en la ciudad vallisoletana de Medina del Campo. :: R. C.
El Castillo de la Mota, una joya inexpugnable
SOCIEDAD

El Castillo de la Mota, una joya inexpugnable

La fortaleza levantada en Medina del Campo es una obra maestra cuyas infranqueables murallas acogieron a reyes y guardan seis siglos de historias y leyendas

PPLL

Viernes, 18 de noviembre 2011, 01:40

Castillos. Durante siglos fueron fortalezas inexpugnables. Lugar de residencia de reyes y nobles. Los sitios más seguros ante los ataques del enemigo. Se elevaron por toda la geografía europea como elemento defensivo, pero también como símbolo del poder de su dueño. En España hay una amplísima gama de esas edificaciones. Pero algunas poseen cualidades realmente especiales. Adentrarse en el Castillo de la Mota en Medina del Campo es iniciar un apasionante camino por la historia de la región y el país. Admirar su patio de armas, envidia de toda una época. Subir a la imponente Torre del Homenaje, prisión para personajes de la relevancia de César Borgia. O contemplar el paisaje desde el mismo lugar en que lo hacía la reina Juana 'la Loca'.

El vallisoletano Castillo de la Mota es una impresionante edificación del siglo XV levantada sobre los restos de una antigua muralla musulmana del siglo XII que aún puede verse. Pero los restos arqueológicos del lugar se remontan mucho más atrás en el tiempo.

Prisión ilustre

El visitante puede contemplar los yacimientos de un poblado datados en la Edad del Hierro. En concreto se conservan cuatro edificios rectangulares. Cada uno se compone de un atrio de entrada, una vivienda central y un pequeño almacén. El poblado estaba rodeado de un foso defensivo precursor del que siglos después protegería al castillo actual.

Cuenta la leyenda que un agricultor fue denunciado por los vecinos del pueblo por fabricar moneda falsa. El escándalo hizo que el mismo rey investigara el asunto y defendiera la inocencia del agricultor. Este, en agradecimiento, prometió al monarca construir el mejor castillo de todo el reino. La fortaleza fue levantada por orden del rey Juan II de Castilla y ampliada por su hijo Enrique IV. Aunque fueron los reyes Católicos quienes dotaron a la fortaleza de sus elementos más característicos e innovadores. Su avanzada plaza artillera, de las más modernas de Europa, hacían del castillo un lugar prácticamente inexpugnable. Por ejemplo, las galerías subterráneas con cámaras de tiro y grandes ventanales permitían la colocación de piezas artilleras que dotaban de mayor potencia de fuego a los defensores al tiempo que impedían al enemigo acercarse para colocar minas en las murallas.

La primera gran oportunidad para demostrar su valía fue en la guerra de las Comunidades, la sublevación popular contra Carlos I. Medina del Campo fue una de las ciudades levantiscas, pero el castillo permaneció leal al rey. Los comuneros, conscientes del nivel de defensas de la fortaleza, no se atrevieron a asaltarlo y permitieron a los fieles al monarca permanecer a salvo durante todo el conflicto. Una de las joyas del recinto es la Torre del Homenaje. Esta construcción de cinco plantas y 40 metros de altura es independiente del resto de la fortaleza y por eso fue utilizada como prisión. Y es que el castillo no sólo sirvió para defenderse de un ataque exterior. También era un sitio perfecto para mantener incomunicado a un preso. En la cuarta planta de esta torre pasaron su encierro personajes de renombre como Diego Hurtado de Mendoza, Hernando Pizarro o Rodrigo Calderón. Sin embargo, entre todos los prisioneros hay uno que destaca sobre el resto: César Borgia. Este militar, hijo del Papa Alejandro VI, es uno de los personajes más intrigantes de la historia. Tras convulsionar la península italiana y poner los cimientos de los Estados Pontificios, cayó en desgracia y acabó como prisionero en la fortaleza de la Mota. Sin embargo, Borgia hizo honor a la fama que le precedía y consiguió fugarse de la prisión al descolgarse desde la torre.

El Castillo de la Mota está repleto de rincones en los que sus prominentes huéspedes dejaron su impronta. Uno de esos lugares es el 'Mirador o Peinador de la Reina'. Allí la futura reina Juana 'la Loca' pasó horas mirando al exterior mientras paseaba sus penas por las murallas del castillo. La sala Juan de la Cosa, donde se expone una copia de la carta del navegante español, o la capilla son otros lugares de enorme interés.

Pero una visita a Medina del Campo no termina ahí. Es interesante desplazarse a otras zonas de la localidad para visitar el Palacio Testamentario de Isabel la Católica. Fue el lugar donde la reina pasó sus últimos días y en el que se expone una copia del testamento que la monarca redactó antes de fallecer en 1504. La Colegiata de San Antolín, el principal templo religioso de Medina, es la tercera obra arquitectónica del lugar. Construida en 1.177 como ermita, fue Fernando el Católico quien la impulsó y la convirtió en lo que es hoy.

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