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Foto: Celedonio
El PSOE pierde casi la mitad de los votantes y baja de 100.000 por primera vez desde 1979
Debacle socialista en CANTABRIA

El PSOE pierde casi la mitad de los votantes y baja de 100.000 por primera vez desde 1979

Gorostiaga cree que «los ciudadanos no han entendido, o no les hemos sabido explicar, las difíciles medidas adoptadas»

DAVID REMARTÍNEZ

Lunes, 21 de noviembre 2011, 20:29

De 161.000 votos, a 88.000. El PP, con cuatro de los cinco escaños que le corresponden a la región en el Congreso de los Diputados... Por primera vez en democracia, el PSOE bajó ayer de 100.000 votos en unas generales, algo desconocido desde 1979. Casi la mitad de sus votantes de 2008 le ignoraron. Explicarlo era un trabajo sucio, así que mejor rápido y contundente; como quien entierra un cadáver de noche.

Dolores Gorostiaga, secretaria general del partido en Cantabria, apuró hasta saber la derrota ineludible. Se sentó ante la prensa hacia las once, cuando el 75% estaba escrutado y Rubalcaba ya había dado la cara en Ferraz. Con firmeza de patriarca, Gorostiaga dispuso a los candidatos regionales en la sala de prensa: a su derecha e izquierda, Puerto Gallego y Miguel Ángel Vega, «la diputada y el senador» (así, en singular). El resto, detrás; de pie ante las cámaras. Cuando todos estuvieron firmes, la secretaria desplegó esa sonrisa dura que la caracteriza, y despachó un breve discurso y una docena de preguntas a velocidad de notario.

Contestó a las cuestiones propias, y también a las ajenas, pues ni siquiera permitió que Puerto Gallego, recién elegida en las urnas, atendiese a un simple interrogante de un periodista. «Su vida va a cambia ahora», le planteó aquél a Gallego. «La diputada y el senador trabajarán con la responsabilidad que les ha caracterizado», intervino Gorostiaga, marcial, mientras la exalcaldesa de Santoña aún amagaba con acercarse al micrófono.

La anécdota estuvo tan hinchada de significado como vacía de contenido la comparecencia de la responsable socialista. Cumplió con los tópicos, felicitando a Rajoy (aún no había hablado con el PP cántabro, admitió), deseando que «nuestro país crezca cuanto antes», y reconociendo que «no son buenos resultados para el PSOE». Pero incluso se permitió una interpretación de ésas que sólo un político viejo podría plantar en una noche así: recordó que los apenas 90.000 sufragios de ayer mejoraban los 55.000 de las autonómicas. El que no se consuela en ese oficio, es porque no quiere.

Por «mil votos»

Gorostiaga no contó cómo en las tres últimas horas, desde las ocho de la tarde, habían rozado una falsa derrota, un resultado con el que se hubiesen sentido ganadores: ese 3-2 repartido con el PP y calcado, como un Día de la Marmota, en 2008, 2004, 2000 y 1996. Sin embargo, «menos de un millar de votos», según lamentó un diputado socialista, deshicieron el 'equilibrio' cuando se acercaba la medianoche.

De haber seguido las cosas igual que en los últimos quince años, el PSOE cántabro hubiera sacado pecho como la única de las federaciones socialistas del país que había conseguido mantener el fuerte, resistir el envite de Rajoy, o el cabreo con Zapatero, lo mismo da para el caso. Y, encima, lo hubieran logrado con el mérito añadido de sortear a un tercer rival, el Partido Regionalista de Cantabria, que quedó fuera de la tarta y tocado en la línea de flotación para su futuro. «Ha estado disputado hasta el último momento», lamentó Gorostiaga, sin variar el rictus, la sonrisa que no era tal.

Pero el puñado de sufragios benefició a los populares, que cuatro meses después le pegaron otro soberano repaso al PSOE.

Gorostiaga únicamente apuntó una causa para explicar su ruina: «Hemos tomado decisiones muy complicadas y muy difíciles, y los ciudadanos, o no lo han entendido, o no se lo hemos sabido explicar. Pero son las decisiones que le hacían falta al país en un momento de extremada dificultad. Y si no las hubiéramos tomado, estaríamos como algún país vecino», dijo.

Resumiendo, el PSOE murió ayer por su responsabilidad de Estado. «Esto es así, lo hemos antepuesto siempre. Ya lo dijo Zapatero: «Cueste lo que cueste, y me cueste lo que me cueste. Y no sólo estaba hablando de él». Han caído todos detrás al mismo precipicio.

Como se ve, en la reflexión de la secretaria general no aparece ninguna variante regional. Como tampoco surgió al interpretar a dónde habían ido a parar los votos perdidos en sangría: «La mayor parte del voto socialista se ha ido a la abstención, a IU y a UPyD», zanjó Gorostiaga.

Acabada la intervención, se levantó, se despidió, y abandonó la sala, seguida en silencio por todos los candidatos. Nadie más habló.

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