

Secciones
Servicios
Destacamos
NIEVES BOLADO
Viernes, 25 de noviembre 2011, 19:50
Quizás el animal intuyó que hoy iban a convertirle en un jugoso chuletero y decidió emprender la huida antes de entrar en el corredor de la muerte del matadero de turno. Los dueños piensan, por el contrario, que 'alguien' intentó robarle y se le escapó. La realidad es que un novillo, de unos 400 kilos de peso, estuvo campando a sus anchas, durante más de dos dos horas, por las inmediaciones del barrio Primero de Mayo.
En su periplo urbano llegó, incluso, a las cercanías del centro comercial Carrefour de Peñacastillo. Desorientado, el animal, que ya había recorrido la calle Juan Guerrero Urresti en ambos sentidos, tomó una de las vías de acceso a la carretera nacional 623 y la cruzó, con calma y sin detenerse. Por suerte, en ese momento en dirección al Primero de Mayo no circulaba ningún vehículo, y los conductores que transitaban por el carril contrario se percataron de la presencia de la res y pudieron frenar a tiempo. Es más, llegaron a acompañar al animal en su paseo, pues éste siguió su ruta hacia Santander, ralentizando el tráfico. Finalmente, se le acorraló en el interior del patio de la antigua fábrica de Corcho. Allí pudo ser laceado, aunque no sin esfuerzo, por agentes de la Policía Local y por sus propios dueños. Faltaban 15 minutos para las 10 de la mañana cuando se dio por concluida la escapada.
Dos horas antes, Paqui, una vecina de la urbanización 'Jardines de Santa Lucía', había llamado a la puerta de su vecina, para -dados sus problemas de audición- encargarle que avisara a la policía. Acababa de descubrir, nada más abrir la persiana de la cocina, que en las huertas colindantes con su jardín pacía plácidamente un novillo. Hasta ahí, podía ser normal: un animal que se escapa y se refugia donde tiene qué comer. Pero el dueño de la finca, al ver que el novillo le estaba destrozando el sembrado, decidió espantarlo.
Fue a partir de ese momento cuando el novillo empezó a pasearse por esta zona de Peñacastillo, próxima al Primero de Mayo. Llegó a colarse en los accesos a los garajes de una urbanización situada junto al parque infantil de la calle Alberico Pardo. Alertados por los bramidos, varios vecinos se asomaron a las ventanas para seguir la aventura del animal. Alguno incluso sacó la instantánea del momento.
Paqui, consciente del peligro que la res representaba -y no por su cornamenta, que era incipiente- para los vehículos que pudieran toparse con él, acompañó al novillo en su recorrido, advirtiendo a los conductores para que aminoraran la velocidad, especialmente cuando se metió por una dirección prohibida.
Asombro entre los vecinos
«Pero, ¿de dónde ha salido este animal? ¿De quién es? ¿Alguien ha llamado ya a la policía?» Los mismos interrogantes, una y otra vez, en boca de los vecinos a los que el protagonista de esta historia sorprendía en su recorrido. Enrique, uno de ellos, reconoció «el asombro inicial al encontrarse con un animal de esas proporciones en mitad de la calle». Sin embargo, aclara que «no causó ningún miedo, porque se le veía asustado, como vagando sin rumbo. No intentó hacer daño a las personas que se cruzaban en su camino. Más bien era el propio novillo quien parecía huir de ellas».
La propietaria del animal es Josefina Rozas Rodríguez, una vecina del Primero de Mayo que tiene una ganadería, dedicada a vacuno con destino al matadero, en la calle Agustín de Colosía, número 18 -una trasversal entre López Aranda y Guerrero Urresti-.
Sospechas de robo
Su hermano, José Miguel Rozas Rodríguez, tiene una carnicería muy cerca de esta calle, justo en el cruce del Primero de Mayo. Explicaba que sospechan que el novillo «no se escapó, sino que alguien intentó robarle, porque no hemos encontrado la cuerda ni tampoco por donde pudo abandonar la cuadra». No llegaron a poner la denuncia, puesto que recuperaron al animal horas después de descubrir su falta. Lo habían comprado el lunes en la feria de Pola de Siero, «y costó 200.000 pesetas» (1.200 euros).
La Policía Local, dos agentes y un cabo, acorralaron al novillo a la espera de que llegara el personal encargado de recoger animales abandonados en la calle. No fue necesaria su intervención, ya que los propietarios, avisados de la 'huida' del eral, se personaron en el lugar y logrando lacearlo. Éste, lejos de amagar con atacar a los improvisados laceros, trataba de huir. Una vez apresado, y junto a su dueña, volvió mansamente al establo. Su destino habrá sido hoy el matadero, a donde habrá llegado para convertirse en chuletero. Al menos, por unas horas, conoció la libertad... y una parte de la ciudad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Revilla: «Ahora hay que estar más unidos que nunca»
Daniel Martínez
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.