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JOSÉ MARÍA GUTIÉRREZ
Viernes, 25 de noviembre 2011, 14:12
La música escribe su vida aunque él no escriba música. No es compositor ni cantante y sólo toca la guitarra de forma aficionada, pero la melomanía atraviesa su trayecto vital y laboral. Puede presumir de haber diseñado su profesión en torno a su principal afición, pero también de haber arriesgado mucho. Ser productor musical y promotor de conciertos en los tiempos que corren tiene mucho de intrépida aventura y poco de seguridad. Y más cuando sus apuestas se alejan de los grandes éxitos comerciales que pueden ayudar a llenar los bolsillos pero no el alma. Javier Palacios (Santander 1975), responsable de Delfuego Producciones, vive siempre a contracorriente. En plena fiebre del CD, su primer trabajo fue en la tienda Virgin Megastore, en un momento en el que el vinilo no tenía sentido para muchos. Pero la música sin conciertos es menos música, por lo que este fan acérrimo del Barcelona 'fichó' en 2004 por Last Tour International, una de las promotoras más importantes de España y Europa. La Mala Rodríguez fue el primer concierto que organizó, aunque sus mejor recuerdos se quedan en casa, en la noche en la que Bruce Springsteen actuó en Santander en 2006.
A él también le llegó el momento de caminar solo y decidió en 2009 montar, junto a su amigo y socio Ángel Torres, ese Delfuego que tanto calienta la música en Cantabria: los festivales CuVa y Turborock, o los directos de Micah P. Hinson, Sharon Jones y Los Planetas, entre otros 180 artistas programados, llevan su marca.
El sitio de su recreo en que ha convertido su oficina de trabajo lo dibujan un ipad, un iphone y un mac, una buena cobertura y miles de cd's y vinilos para seguir de cerca con el sueño. Su colección musical contiene y define su vida. La cifra marea: más de de 2.000 cds y 600 vinilos, primero clasificados por etapas de su vida, después alfabéticamente, mucho más efectivo. Modern Talking, Fangoria, Spandau Ballet, Duran Duran, The Rolling Stones y The Cure, entre otros muchos, se apilan en la mirada al pasado; la música americana, desde los clásicos como Beach Boys o Cash a la nueva gran generación, con Wilco, Deer Tick o Lucinda Williams, llenan su presente. Y por encima de todo, la canción 'Plainsong'.
La música trazó su pasado, organiza su presente -con la compañía siempre cómplice de su mujer Lucrecia y su hija Sofía- y aspira a que diseñe su futuro. No hay nada que más le emocione que ver la prueba de sonido del artista, comprobar que el público se acerca al club de turno y que después compra el cd. Es lo que tiene vivir de la música, en esa arista donde conviven finamente la pasión y el negocio. ::
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