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Vista de las tierras de Grimsstadir, en la región islandesa de Fjollum. :: REUTERS El multimillonario empresario chino Huang Nubo no ha podido comprar 300 kilómetros de isla. :: AFP
Islandia no se vende
SOCIEDAD

Islandia no se vende

El Gobierno de Reikiavik ha impedido que un multimillonario chino compre 300 kilómetros cuadrados de isla

ZIGOR ALDAMA

Martes, 29 de noviembre 2011, 01:10

Con más de 2,4 billones de euros guardados en el sótano, pocas cosas hay en esta época de crisis que China no pueda comprar. Islandia es una de ellas. El Gobierno de Reikiavik ha decidido que su salida de la crisis no puede ser a cualquier precio: por eso ha rechazado la oferta de un 'tiburón' chino, que quería comprar 300 kilómetros cuadrados de tierra para abrir allí un complejo de turismo ecológico.

A través de su empresa, el Grupo de Inversiones Zhongkun, Huang Nubo había ofrecido 8,8 millones de dólares (6,5 millones de euros) por la adquisición de Grimsstadir, en la región de Fjollum. La finca está situada en el norte del país, y ya contaba con el beneplácito de los agricultores propietarios de los terrenos. Para que la venta resultara más atractiva a ojos del ejecutivo islandés, Huang, cuya fortuna supera los mil millones de dólares (746 millones de euros) según la revista Forbes, había prometido invertir 200 millones más en la construcción de un hotel de lujo, un campo de golf y hasta un hipódromo. Por si fuera poco, el plan de este empresario aficionado a la poesía y al alpinismo incluía enlazar dos parques naturales, los de Vatnajokull y Jokulsargljufur, que recibirían así más visitantes. Y la compra islandesa sería el principio de un emporio que luego se extendería por otros países nórdicos.

A primera vista, la propuesta no podía resultar más jugosa. Después del batacazo financiero de 2008, que sirvió de pistoletazo de salida para la crisis económica global, Islandia está especialmente necesitada de inversiones y de esperanza económica. Por eso las autoridades locales dieron el visto bueno a la operación, a la espera de que se dictase un permiso excepcional para permitir a un ciudadano de fuera de la UE adquirir territorio islandés.

Estrategia geopolítica

Pero Islandia no ha mordido el anzuelo. Quizá haya levantado suspicacias el hecho de que anteriormente Huang, de 55 años, ostentara altos cargos en los ministerios chinos de Propaganda y de Construcción, y es posible que también haya pesado el temor de que todo fuese una estrategia geopolítica para tener acceso a puertos marítimos situados en los alrededores. «Un hombre de negocios extranjero quiere comprar tierra en nuestro país. Esto es algo que no podemos aceptar sin rumiarlo bien antes», escribió el ministro de Interior, Ogmundur Jonasson, en su blog. En el texto también alertaba del «plan de China a largo plazo para comprar el mundo», e instaba a preguntarse si no es necesario pensar dos veces antes de «volver a poner Islandia en venta».

Algunos de sus correligionarios lo tacharon de alarmista, pero la legalidad se ha terminado imponiendo. «Existen estrictas restricciones sobre las corporaciones que pueden adquirir tierra islandesa y es claro que la empresa en cuestión no cumple ninguno de los requisitos», zanjó el Ministerio del Interior de Reikiavik. «No se trata de despreciar inversiones extranjeras de esta magnitud», añadió Jonasson en una entrevista telefónica con la agencia de noticias oficial, Xinhua, «sino de entender que una nación no puede saltarse las leyes que ha aprobado para salvaguardarse a sí misma. No creo que este caso vaya a ser perjudicial para nuestra imagen, porque los inversores agradecen que los países respeten el marco legal».

A pesar de que se ha seguido su recomendación, el responsable de Interior está preocupado «porque hubiese sido muy fácil encontrar la manera de burlar la ley: solo hacía falta establecer en Islandia una compañía intermediaria para hacer la compra». No obstante, la negativa supone un jarro de agua fría para los planes empresariales de Huang en el norte de Europa, y lanza un aviso sobre la expansión de China en el mundo.

«Ha sido la división existente entre diferentes fuerzas políticas lo que ha impedido la compra», explicó el propio Huang a la agencia Xinhua. No obstante, las verdaderas razones las expuso a continuación: «Hay una contradicción importante en el sector empresarial occidental. Por un lado se necesita y se busca el dinero de los inversores chinos, pero por otro hay miedo a que China se haga con los recursos naturales de cada país».

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