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MARCO G. VIDART
Viernes, 27 de enero 2012, 03:30
Cuando a los 58 años de edad y después de 15 años retirado se vuelve a entrenar para regresar a la competición, es que hay un motivo importante que lo justifique. Pero en el caso de Joaquín Cabrero, uno de los culturistas más importantes que ha dado Cantabria, lo que le ha hecho volver a una vida de dieta, proteínas y mucho gimnasio es el optimismo y la solidaridad. Lanzar un mensaje a todas aquellas personas que, por una u otra dolencia, deciden quedarse en casa sentadas. Un mensaje del tipo de 'si quieres, puedes'.
La historia de Joaquín Cabrero está llena de paradojas. A los 13 años, los médicos recomendaron que para que una lesión de espalda no fuese a mayores la solución era la silla de ruedas. Pero él no se resignó y comenzó su relación con el deporte del culturismo. Tras mucho entrenamiento y varias operaciones consiguió superar su lesión y empezó una carrera fulgurante. En 1979 campeón de España, otras cinco veces subcampeón, octavo en el Mundial de Sevilla en 1995... Una trayectoria que se prolongó hasta 1997, cuando abandonó la competición tras más de 100 torneos.
Otras tres operaciones
Desde entonces, su espalda ha tenido que soportar otras tres operaciones. Los médicos le volvieron a decir lo de la silla de ruedas. Pero el pasado mes de noviembre, Cabrero decidió volver a su deporte. La razón no es buscar la gloria de los títulos, sino trasladar un mensaje vital. «Quiero ayudar a la gente con lesiones o enfermedades y que se queda postrada en una butaca», señala Cabrero.
«Soy muy amigo de ayudar a la gente y quiero transmitirles que con fuerza de voluntad, las cosas se pueden conseguir».
Mucha precaución
Fisioterapeuta de profesión y propietario de un gimnasio en Solares, Joaquín Cabrero entrena desde el mes de noviembre tres horas y media diarias para volver a competir. Su objetivo, la Copa de España que se disputará en el mes de febrero en un principio en Barcelona, aunque no está aún confirmado el lugar. «Entreno con muchísima precaución, con mucha técnica a la hora de hacer los ejercicios», indica. «Es un deporte muy duro y que requiere estar 24 horas entregado a él, si se quiere ir al campeonato en la forma en la que quiero ir».
Porque ese orgullo que tienen los campeones impide a Cabrero acudir a ese campeonato simplemente a hacer bulto. «Intentaré estar entre los mejores en la categoría en la que competiré, la de mayores de 45 años. En ella hay un nivel impresionante». Si lo consigue, su próxima meta sería el Campeonato de España. Y si allí queda entre los tres primeros, volvería a un campeonato mundial de culturismo.
«Es un deporte muy duro, que a la vez te cuesta dinero. Además te privas de algunas cosas, como el tomar un vino con los amigos», afirma Cabrero. «Pero ahora el entrenamiento es distinto al de cuando era más joven. Los años te dan tranquilidad. Lo llevo con buen humor».
En febrero se verán los primeros resultados del esfuerzo de Joaquín Cabrero. Pero aparte de sus logros en la competición, lo más importante será el ejemplo que este deportista cántabro quiere transmitir. «Quiero mandar un mensaje a las personas que sufren alguna enfermedad o lesiones musculares. Les digo que no se rindan nunca, y que con fe y fuerza de voluntad se puede salir adelante».
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