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YEXUS
Lunes, 27 de febrero 2012, 01:04
Como elemento expresivo absolutamente vital y desprejuiciado testigo del contexto en que se inscribe, el cómic contiene cualidades irreemplazables para poner en evidencia y valorar las coordenadas sociales del mundo que le rodea. Un ejercicio que los autores responsables de las siguientes obras llevan a la práctica mediante enfoques muy dispares, que van desde la reflexión a la vivencia y de la crónica a la sátira. E incluso se extienden desde el presente hasta el pasado.
'Chernóbil'
Pasado un cuarto de siglo del desastre, los ecos políticos, sociales y psicológicos todavía perduran. Natacha Bustos y Francisco Sánchez lo consideran así en este acercamiento sereno pero impactante a la mayor catástrofe nuclear ocurrida en el pasado siglo.
'Chernóbil-La zona' es una novela gráfica publicada por Glénat que ha sido galardonada en los Premios Tournesol, en la categoría de denuncia social, durante el pasado Festival de Angouléme. Sánchez elige la elegancia de una aproximación elíptica a los hechos, abordando el accidente y sus consecuencias mediante las vivencias de individuos pertenecientes a tres generaciones sucesivas. Leonid y Galia son dos ancianos campesinos que deciden permanecer en su aldea y afrontar las consecuencias de la radiación; Valdimir y Anna son un joven matrimonio cuya vida se truncó al producirse el siniestro: él trabajaba en la central y ella fue evacuada con el resto de la población mientras la suerte de su esposo se convertía en secreto de Estado. Yuri y Tatiana, finalmente, son los hijos supervivientes que, una vez adultos, regresan a la ciudad muerta en busca de su pasado, enlazando así con el primer capítulo para cerrar el círculo vital de esta experiencia traumática.
En el proceso narrativo y en el trabajo de Bustos predomina la fuerza de la imagen, un trabajo documentado y absorbente que consigue expresar con la intensidad de las miradas la dimensión de una tragedia de repercusiones extremadamente graves, tanto a nivel humano como ecológico.
'Plétora de piñatas'
Recordando que una piñata es una figura grotesca que «si se golpea, derrama por el suelo su contenido de colorines», Mauro Entrialgo concibe la serie de tiras que realizó para el recién cerrado periódico Público de 2007 a 2011. Ya que, efectivamente, sus viñetas caricaturescas -o el esperpento que constituye la propia vida- deben ser sacudidas sin miramientos para que aflore su parte más lúdica y estridente. Una labor que en este caso se traduce en un total de 1.100 tiras que la editorial Astiberri recopilará en tres volúmenes, de los que ya está a la venta el primero.
Semejante tipo de humor, contundente y directamente ligado a la realidad más criticable, viene siendo habitual en la carrera del dibujante alavés, como demuestran sus series 'Herminio Bolaextra', 'Alter Rollo' y 'Ángel Sefija'. Todos son personajes hipercríticos que observan el mundo que les rodea, al igual que los protagonistas de 'Plétora de piñatas'. Porque Mauro estructura sus tiras a base de secciones fijas y personajes recurrentes, la mayoría de creación previa, como Tyrex, Silvia, Paquito, Drugos el Acumulador o José Miguel Átomo Espinosa. Entre los epígrafes destacan 'Cosas que hay en la calle', 'Palabrejas de moda', 'Solo son tebeos', 'Me sucedió a mí' o 'Mentira cochina'.
Colores vivos, trazo limpio y un dibujo que sintetiza la esencia del humor en su trazo permiten al autor perfeccionar el difícil arte de la tira de prensa. Sus viñetas se convierten en concisas cargas de profundidad. Políticos, diseñadores, artistas, coleccionistas, los responsables de la seguridad del aeropuerto y multitud de ciudadanos de a pie se ganan a pulso un lugar en el punto de mira de Mauro. Y su certero sentido de la sátira no falla nunca.
'Crónicas de Jerusalén'
Los apuntes y cuadernos de viaje también acostumbran a brindar oportunas reflexiones políticosociales desde el punto de vista del viajero y eso es lo que ocurre en la serie de libros realizados por el canadiense Guy Delisle. 'Pyongyang', 'Shenzen' y 'Crónicas birmanas' son los volúmenes aparecidos hasta la fecha y 'Crónicas de Jerusalén' es el más reciente, todos publicados por Astiberri. Se trata de informales diarios en los que el dibujante recoge sus impresiones tras la estancia en los países o ciudades que señala el título, visiones obviamente subjetivas pero donde el autor siempre demuestra un incisivo y lúcido sentido de la observación.
Un año de vida en la Ciudad Santa es la base argumental de esta obra, cuando Delisle decide acompañar a su pareja en una campaña de Médicos Sin Fronteras. Fascinante y conflictiva, la urbe contiene tres culturas y religiones en un precario equilibrio, a lo que se suma la tensa calma motivada por el conflicto palestino. Una realidad atípica que el autor recrea con un dibujo sencillo, depurado y extremadamente eficaz. Capaz de plasmar la realidad con pocos trazos, mezcla la expresividad de los personajes con la documentación recogida in situ para describir la convivencia de diferentes etnias, las zonas ocupadas, los exhaustivos controles, la aplastante omnipresencia del muro separador. Todo forma parte de una extraña cotidianidad, plagada de insensateces, contradicciones y anécdotas, donde el sentido del humor propiciado por la ironía también puede tener acomodo.
'Crónicas de Jerusalén' ha obtenido el Premio al Mejor Álbum en el último Festival de Angouléme.
'Veneno'
La crónica negra implica con frecuencia un análisis del contexto social donde se inscribe el crimen y la última novela gráfica de Peer Meter y Barbara Yelin no es una excepción. 'Veneno' es el título del libro, publicado por Sins Entido, una historia que recrea minuciosamente el caso verídico de una asesina múltiple cuyas atrocidades se cometieron en Bremen durante 1831.
El argumento se centra en una joven escritora que arriba a la ciudad alemana justo cuando se va a llevar a cabo la ejecución de la mujer acusada de envenenar a 15 personas, incluidos sus dos maridos y sus hijos. No es la primera vez que Meter acomete un guión de este tipo y, al igual que en 'Haarmann', por ejemplo, resulta esencial la descripción del ambiente sociohistórico. De tal forma que la protagonista se ve implicada involuntariamente en el caso y temporalmente inserta en la vida de la comunidad. Y, como elemento externo que se introduce en un mundo cerrado, resulta ser un factor incontrolado y discordante, que pone de relieve las contradicciones de una ciudad orgullosa e hipócrita. De un escalofriante suceso marcado por intereses diversos y una desidia judicial evidente.
Yelin describe a la perfección una atmósfera opresiva y corrupta. Su dibujo a lápiz resulta especialmente indicado para matizar los aspectos más sombríos del proceso y la ejecución, completando así un fresco decimonónico con un acusado componente crítico.
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