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S. IZQUIERDO
Viernes, 16 de marzo 2012, 01:32
Un grupo de amigos se va de copas por Santander y en su ruta por los bares de Cañadío uno de ellos roba el bolso a una joven, que contenía una cámara de fotos, con la que la pandilla no duda en tomarse unas cuantas instantáneas según salen a la calle y comprueban el botín. Y seguramente habrían llegado a compartirlas en la red si no hubiera sido porque en el pecado llevaban su penitencia. La Policía Nacional les identificó gracias a que uno de los amigos de la víctima se percató de que los chavales que habían estado dentro del local, justo al lado de ellos, eran los mismos que estaban fuera posando ante el dispositivo sustraído.
Esto ocurrió en la madrugada del pasado día 14, al filo de las 4.40 horas de la madrugada, cuando la víctima, que se encontraba en un bar de la zona de Cañadío, se dio cuenta de que le faltaba el bolso. Enseguida cayó en la cuenta de que un grupo de jóvenes había estado cerca de sus pertenencias momentos antes.
Tanto ella como sus amigos salieron pues a la calle para ver si se volvían a encontrar con los que creían podían ser los autores del robo. Y así fue. Concretamente, a la altura de la calle Emilia Pardo Bazán encontraron a los chavales tomándose fotos con la cámara de la chica. Con la posibilidad convertida en certeza, uno de los amigos de la chica se dirigió entonces a la comisaría de López Dóriga para denunciar lo ocurrido.
Una dotación de la Brigada de Seguridad Ciudadana se desplazó hasta el lugar señalado e identificó al grupo de jóvenes, que habían dejado el teléfono móvil -blackberry- y la cámara al lado de unas sillas apiladas en el exterior de un bar cercano.
La prueba del delito
Los agentes no sólo pudieron recuperar las pertenencias de la víctima, sino que comprobaron la tarjeta de memoria de la cámara y descubrieron que en las últimas ocho capturas aparecía retratado el ladrón, un joven de 20 años, que responde a las iniciales D.S.C. Los policías lo detuvieron por apropiarse del bolso, en cuyo interior estaba el teléfono blackberry y la cámara de fotos, valorados en 520 euros, además de las llaves del domicilio de la chica y una tarjeta de transporte urbano (TUS).
El detenido carecía de antecedentes y por eso fue puesto en libertad con la obligación de presentarse ante la autoridad judicial cuando se le requiera.
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