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Óscar Sánchez (izda.), en una imagen de archivo. Arriba, Marcelo Marín Innandrea y, sobre estas líneas, miembros de la plataforma de apoyo al lavacoches barcelonés. :: DM
El lavacoches no era un capo de la mafia
SOCIEDAD

El lavacoches no era un capo de la mafia

El español Óscar Sánchez recuperó ayer la libertad tras pasar veinte meses en una cárcel italiana confundido con un narcotraficante

CRISTIAN REINO

Jueves, 22 de marzo 2012, 01:29

Es una de esas cosas que sólo suceden en las películas o en las peores pesadillas. Salvo esta vez. Desde el 5 de julio de 2010, el lavacoches catalán Óscar Sánchez permanecía encerrado en la cárcel romana de Rebibbia. ¿Su delito? Perder el DNI y dejar que cayera en manos de un narcotraficante relacionado con la Camorra napolitana. Tras un proceso digno del mejor Kafka, fue condenado a catorce años de prisión. Ayer, después de penar 626 días en la cárcel, este barcelonés de 47 años fue absuelto por el Tribunal de Apelaciones de Nápoles y quedó en libertad.

El día que Óscar perdió su DNI, no se le pasó por la cabeza que ese inocente extravío le costaría su libertad. Pero a veces el destino juega muy malas pasadas. Su documentación llegó hasta un capo del narcotráfico que no dudó en usurpar la identidad del humilde lavacoches aprovechando que ambos guardan un gran parecido físico.

El uruguayo Marcelo Roberto Marín Iannadrea, que constaba en los archivos policiales como un capo del narcotráfico, utilizó el DNI de Óscar Sánchez para dar de alta una línea de teléfono desde la que dirigió y coordinó envíos de cocaína hacia sus contactos en la Camorra napolitana. La Policía grabó conversaciones que dejaban en una posición complicada al titular de la cuenta. Sánchez fue detenido por la Guardia Civil en Montgat y, un mes después, la Audiencia Nacional le extraditó a Italia, donde un tribunal le acusó y condenó por colaborar con los clanes mafiosos Bianco y Iadonisi, de la Camorra, y de hacer de enlace con el narcotráfico procedente de Latinoamérica. Demasiados cargos para un hombre que trabajaba como lavacoches en una gasolinera de su pueblo y que tiene una capacidad intelectual limitada. Él siempre se declaró inocente, pero nadie le creyó.

Lo peor es que en esta broma del destino no había cámara oculta por ningún lado y el calvario que iba a sufrir por esta terrible confusión acababa de empezar. Víctima de innumerables palizas a manos de reclusos napolitanos, quemado por los cigarrillos de sus compañeros de celda, la esperanza de Óscar se apagaba mientras el verdadero criminal disfrutaba de su libertad.

Sus familiares y una plataforma vecinal de Montgat empezaron a mover Roma con Santiago para lograr su libertad. Recopilaron pruebas, acudieron a la Policía española y a la Fiscalía General del Estado, que envió una cantidad ingente de material que le exculpaba, pero ni así. Aunque la defensa del barcelonés pudo demostrar que Marcelo Roberto Marín se registró en un hotel de Roma con el DNI de Óscar mientras éste estaba en Montgat, aunque su jefa certificó que nunca se movió de su puesto de trabajo los días en los que las autoridades italianas afirmaban que se encontraba en Roma y Nápoles traficando con drogas, la Justicia italiana nunca le creyó. El argumento que siempre esgrimía, y que fue decisiva en el juicio, decía que la voz del lavacoches coincidía con la de las grabaciones policiales en las que se escuchaba cómo coordinaba varias operaciones de tráfico de drogas.

Hasta que varios lugartenientes de la Camorra exculparon al español. El testimonio de los mafiosos, la fuerte presión diplomática desde España y las críticas de la plataforma de apoyo a Óscar obligaron al Tribunal de Nápoles a revisar el sonado caso. La jueza dio una nueva oportunidad a Sánchez el pasado 7 de diciembre y designó nuevos peritos para realizar un último examen de voz. Esta vez sí fueron capaces de distinguir entre el acento uruguayo de Marín Iannadrea y el español de Óscar Sánchez.

Ayer, cuando escuchó el veredicto que le exculpaba, Óscar apretó los puños en señal de victoria y lanzó una mirada cómplice a los familiares que le acompañaban en el tribunal. Todos los demás le esperan el próximo sábado en Montgat (estaba previsto que Sánchez viajara ayer mismo a Barcelona) con una gran y merecida fiesta en la localidad donde nació y donde vivía tranquilamente hasta que un día perdió su DNI.

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