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Los bomberos de Santander retiraron ayer la estatua. / DM
La playa de El Camello pierde al 'Neptuno niño'
SANTANDER

La playa de El Camello pierde al 'Neptuno niño'

El Ayuntamiento retira la estatua, instalada en 1979 y muy deteriorada, al no alcanzar un acuerdo con el autor para su reparación

DAVID REMARTÍNEZ

Martes, 10 de abril 2012, 19:24

Ayer se dieron tres circunstancias para realizar un trabajo desagradable: que los bomberos pudieran, que el tiempo lo permitiera y que la bajamar también, facilitando el acceso. Como el día amaneció así de amable, el Ayuntamiento procedió a la retirada de la estatua 'Neptuno niño', o más bien, a retirar lo que de ella quedaba tras años de erosión climática y, últimamente, de vandalismo constante. Santander se quedaba así -de momento y hasta nuevo aviso- sin una de las siluetas de su horizonte marino y sin una de sus estampas turísticas más pintorescas.

El niño de bronce que desde 1979 coronaba la playa de El Camello fue descendido del promontorio por trabajadores municipales en una imagen triste, casi brutal como metáfora: una sierra caladora desancló la figura de un dios infante al que le faltan los dos brazos, arrancados por delincuentes tenaces, capaces de arriesgarse por alcanzar el risco y escalarlo una y otra vez sólo para averiar la estatua. Sorprendente perseverancia la suya, vistas las prevenciones que tuvieron que tomar ayer los bomberos.

Incapaz de contener esa furia anónima e incomprensible, el Ayuntamiento de Santander decidió restaurar la obra. Sin embargo, al 'niño pez' le crecen los enanos: si una panda de descerebrados se han empeñado en arruinarle la presencia, el autor de la escultura, el prestigioso Ramón Muriedas, no ha querido permitir su arreglo. El artista cántabro exige al Ayuntamiento que realice una nueva copia, con un nuevo molde y un coste económico obviamente mayor. Pero el Consistorio no está para dispendios, y de momento ha resuelto almacenar al pequeño y mutilado Neptuno, confiando en apañar un acuerdo con Muriedas más adelante.

Hasta entonces, el concejal de Cultura, César Torrellas, informó ayer del traslado «ante el estado de deterioro que presentaba y el riesgo de caída de la misma». No hubo convocatoria oficial a los medios de comunicación. Como en un funeral de pésames escuetos, la nota municipal adjuntaba unas cuantas fotografías, recordaba el desacuerdo con el escultor y añadía una breve glosa sobre el origen del pequeño dios pagano de los mares.

Hace 33 años, y «con motivo de la conmemoración del Año Internacional del Niño, se colocó en lo alto del promontorio rocoso que emerge en la ensenada del Camello una figura de un adolescente con un enorme tridente en la mano que quiere representar la figura de un dios Neptuno juvenil. La escultura está hecha en bronce y, en la actualidad, carece de los dos brazos y el tridente», recordó la Concejalía.

Ese mismo origen simbólico aumenta precisamente el cabreo por los daños que ha sufrido periódicamente, según el sentir de Fernando Jimeno, presidente de Unicef en Cantabria, incrédulo porque: «una estatua que rinde homenaje a la infancia sufra ataques de estas características, a pesar de ser un símbolo de los niños del mundo y especialmente de los más desfavorecidos». El representante de la organización internacional ha solicitado al Gobierno local que busque un emplazamiento «seguro y protegido» hasta encontrar una salida al entuerto (o hasta encontrar fondos económicos).

Plan de restauración

Muriedas no ha explicado públicamente el porqué de su negativa a remozar el bronce, ni el Ayuntamiento, por su parte, ha cifrado el coste económico que supondría encargar una réplica nueva.

El Gobierno local incluyó la mejora de la actual dentro del denominado 'Proyecto de Recuperación de Monumentos'. «Incluía los de la Asunción de la Virgen, en la plaza de Atarazanas; el grupo dedicado a la Augusto González Linares, en la Avenida de Reina Victoria; el reloj solar y la bola del mundo de los jardines de Piquío; el monumento a la Libertad de Expresión y el tiburón, en la península de la Magdalena; el mapa en relieve de Cantabria, en la plaza de las Brisas; la fuente a la Marquesa de Pelayo, en la Avenida de Reina Victoria; y la escultura sedente de Menéndez Pelayo en Biblioteca Menéndez Pelayo». La lista recordada ayer por el edil César Torrellas pierde ahora un elemento principal, presente desde los años de la Transición, cuando Juan Hormaechea era alcalde .

A su vez, Muriedas, nacido en Villacarriedo en 1938, pierde con 'Neptuno niño' una de sus dos principales obras públicas. La otra, bautizada 'La madre del emigrante', se encuentra en Gijón. Comparte el litoral como enclave, pues se ubica en la playa de El Rinconín. Y si en Santander el nombre original había derivado en 'El niño pez', los gijoneses se refieren a su homenaje a la emigración con el sobrenombre asturiano de 'La Lloca'. Un simple vistazo al trazo infantil de la silueta y a la sensación de barro que transmite su volumen hace que cualquiera que contemple ambas, oriundo o foráneo, las asocie.

La única, pero enorme diferencia, es que a partir de ahora sólo se podrán comparar a través de Internet. Porque sobre el mar ya sólo queda una.

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