«¿Cuándo nos van a dar el dinero, cuando estemos en el cementerio?»

'Soledad, 17.000 euros'; 'José Luis, 107.000 euros' y Carlos 170.000', son algunas de las etiquetas que figuran en el centenar de bolsas con cabello de afectados por las participaciones preferentes. Muchas se depositaron en la tarde de ayer en sucursales de Caja Cantabria y La Caixa de Santander.

Fue una de las movilizaciones de los afectados por participaciones preferentes, que tienen su dinero inmovilizado en entidades bancarias, y que repetirán hasta que no se les garantice la devolución del dinero invertido.

Se concentrarán todos los jueves y la próxima semana lo harán en Santoña donde también repartirán pelo. Es el cabello que se cortaron el pasado 1 de abril en un acto simbólico con el que quieren expresar «el pelo que nos han tomado las entidades financieras», fundamentalmente La Caixa y Caja Cantabria.

Portando una caja de cartón en cuyo interior guardaban las bolsas con el pelo de cada uno, cerca de un centenar de afectados recorrió el centro de Santander con pancartas y coreando consignas como 'No hay pan para tanto chorizo' y 'Somos ahorradores, no inversores'. «No vamos a parar», declaró a este periódico Yolanda Cobo, portavoz de la plataforma, quien aseguró que hay casos «que te ponen los pelos de punta y que afectan a gente mayor».

Aurora tiene 70 años y es cliente de La Caixa en Santander desde hace 40 años. «Tengo todos mis ahorros en participaciones preferentes», lamenta indignada, hasta un total de 432.000 euros. A ella y a su marido «que es mayor que yo» les han dicho que «dentro de 10 años nos dan el 70%» y se pregunta cuándo será eso «¿cuando estemos en el cementerio?». Ahora, que es cuando más necesita el dinero, el problema le está costando la salud: «No duermo por las noches, tengo ansiedad».

Hasta cinco paradas hicieron ayer los afectados en su movilización de Santander. Primero, a las seis y media de la tarde, entraron en la sede central de Caja Cantabria en La Porticada donde esparcieron pelo por los mostradores. A continuación se dirigieron a La Caixa en Jesús de Monasterio pero no pudieron entrar porque cerraron las puertas. Tiraron pelo a la entrada de la sucursal de la caja catalana en la calle Burgos y en la misma vía entraron en la oficina de Caja Cantabria donde tiraron pelo. El periplo finalizó en la carpa de la exposición contra la droga de La Caixa en las Farolas. Entraron y pegaron en las paredes algunas bolsas con cabello.