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C. DE LA PEÑA
Miércoles, 18 de abril 2012, 11:01
La guerra interna que vive Juventudes Socialistas de Cantabria (JSC) desde los prolegómenos del XII Congreso Regional del partido se ha cobrado su primera baja. Lucía Rábago, secretaria general de JSC, alineada con el sector crítico, presentó ayer públicamente su dimisión al frente de la organización, en la que continuará como militante. Pero no se va en silencio, sino pegando un portazo en las narices del oficialismo, o lo que es lo mismo, de la secretaria de Organización, Eva Berrazueta, y de la nueva Ejecutiva regional del PSOE de Cantabria.
La organización juvenil queda ahora en manos de una gestora que designará Juventudes Socialistas de España, hasta que se celebre un congreso que elija al equipo sucesor.
La decisión de Rábago es la secuela de la convulsión interna que han vivido los cachorros del PSOE de Cantabria durante el proceso congresual del partido, una agitación a la que no ha sido ajena la propia formación política, en la que las distintas familias se han batido sin duelo para hacerse con la riendas del partido. El enfrentamiento entre el sector crítico, que encabeza Rábago, y el oficialista de Berrazueta a la hora de elegir los 19 delegados que debía aportar la organización juvenil al cónclave regional del PSOE, celebrado a finales de marzo, metió a Juventudes en una espiral de recursos y repetición de votaciones (hasta tres elecciones fallidas hubo) que concluyó finalmente en su ausencia del congreso.
Las relaciones entre la secretaria general y la responsable de Organización han devenido irreconciliables. Rábago justificaba ayer su decisión de abandonar el cargo en la «inexistencia de una ejecutiva sólida», en el «afán de protagonismo de muchos» y en el «incumplimiento y mal hacer de sus funciones, sobre todo de la secretaria de Organización y alrededores». Y advirtió: «No permitiré que se coarte la libertad de expresión de nadie, que se manipule a una sola persona y que se utilice la organización para batallas que nos quedan grandes». También cargó contra la nueva dirección del partido, que encabeza la secretaria general Rosa Eva Díaz Tezanos, una Ejecutiva regional que no comparte y que, dice, «en nada se diferencia de la anterior», salvo en que, al menos en aquella, «se oían, aunque no escuchaban, distintas voces» que, a su juicio, eran las que querían «cambiar los sillones por gradas repletas de militantes, de simpatizantes, de jóvenes y mayores sin excluir a nadie». Pero ese proyecto, el liderado por el diputado Francisco Fernández Mañanes, «se vio truncado por la inquina y el rencor, por el cargo y un poder por encima del cual no existen límites».
Rábago denunció que no ha sido convocada a la última Ejecutiva regional a pesar de ser «miembro nato», y que el secretario de Organización, Javier Incera, la impidió ayer utilizar la sala de prensa de la sede socialista. La primera acusación fue desmentida con pruebas por el partido, que mostró copia del correo electrónico remitido a Rábago con la convocatoria. Y si se la impidió utilizar la sede fue porque la dirigente de JSC se negó a comunicar el objeto de la rueda de prensa, como es habitual en estos casos.
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