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TRIBUNALES

Un jurado decidirá el futuro del hostelero que disparó al promotor de Bezana Lago

El juez instructor cita a Fernando Bautista, el autor de los tiros, para informarle del delito de amenazas que se le imputa

M. ÁLVAREZ

Sábado, 21 de abril 2012, 02:57

Un jurado popular será el encargado de juzgar a Fernando Bautista, el hostelero de Soto de la Marina que el año pasado disparó contra el promotor de Bezana Lago -no le dio-, como autor de un presunto delito de amenazas. El próximo 30 de abril deberá comparecer en el Juzgado de Instrucción nº 3 de Santander, donde será informado del delito del que se le acusa y del procedimiento que se seguirá, ya que, de momento, se está tramitando para su enjuiciamiento por un tribunal del jurado, que así será a no ser que alguna de las partes lo revoque y se decida continuar por otro procedimiento. A esta cita acudirán, también, representantes del Ministerio Fiscal y del resto de las partes personadas, que igualmente serán informados del proceso.

El abogado de Bautista indicó a este periódico que el delito que se imputa a su cliente es, exactamente, de «amenazas condicionales», y que el 30 de abril las partes deberán expresar si están conformes con continuar por el proceso indicado para este delito.

Los hechos ocurrieron hace casi un año y aún no hay fecha de juicio. El pasado 1 de mayo, entre las dos y las tres de la tarde, Bautista acudió al centro de ocio Bezana Lago con una escopeta. Llamó a José Manuel Rojo, el dueño del complejo deportivo, que salió al exterior, y le disparó tres tiros. No le alcanzó ninguno, aunque los impactos de cartucho quedaron marcados en la fachada del edificio, a la altura de la cabeza. Bautista fue detenido bajo la acusación de un delito de homicidio en grado de tentativa y fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 3 de Santander, que lo dejó en libertad, con cargos, tras tomarle declaración.

Las dos versiones

Al final, lo que hizo se consideró un delito de amenazas, justo lo que sostiene Bautista, que desde el principio dijo que no pretendía matarlo y que disparó «al aire». Aunque para Rojo se trató de un intento de asesinato en toda regla, ya que aseguró que le apuntó a la cabeza, que casi le tocó la frente con el cañón. En aquel momento contó que se salvó porque desvió la cabeza a un lado y esquivó el primer tiro. El segundo, también lo esquivó al agacharse y, el tercero, impactó en una columna del centro de ocio.

El episodio de los disparos fue el colofón de varios años de enfrentamientos entre ambos, porque Bautista reclama un pago pendiente a Rojo que, por su parte, presentó una querella por extorsión, estafa y coacciones contra el primero.

Consultado por este periódico, Bautista aseguró que continúa «esperando a que me pague la deuda que tiene conmigo desde hace 17 años» que, según asegura, asciende a 150.000 euros, «78.000 más los intereses». «No he cobrado ni un duro, no ha hecho ni el ademán de pagarme», y añade que el promotor inmobiliario «tiene sus bienes embargados por estas deudas, el hotel, la cafetería, el centro de ocio... todo menos los pisos».

El año pasado, cuando Rojo fue atacado, llegó a comparecer ante los medios acompañado de sus dos hijas, para explicar los detalles del que, para él, fue «un atentado», el broche de «una pesadilla» que sufre toda la familia. Sobre esa deuda, explicó que en 1995 comenzó a construir una urbanización en los terrenos de una tía de la esposa de Bautista, con la que se llegó a un acuerdo pero, años después, éste le exigió un dinero o denunciaba la licencia, y Rojo afirmó que acabó haciéndole pagos, que suman 72.000 euros, «como un impuesto revolucionario». Este chantaje no quedó probado en los juzgados y en su día Bautista fue absuelto.

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