

Secciones
Servicios
Destacamos
PABLO SÁNCHEZ
Jueves, 26 de abril 2012, 12:58
«Estoy bien. He tenido suerte para lo que podía haber sido». El cántabro Iván Gutiérrez (Hinojedo, 1978) está a las puertas de poner fin a un calvario que comenzó el pasado 31 de marzo durante la disputa del Tour de Flandes. El ciclista del Movistar sufrió una caída a 100 kilómetros de la línea de meta, fracturándose el radio de su brazo izquierdo. De esta forma, puso fin a la primera parte de una temporada en la que había depositado todas sus esperanzas (hasta el accidente, se veía «muy bien»), y donde se afanaba por olvidar cuanto antes su amargo periplo de 2011. Hoy, prácticamente recuperado, ultima los preparativos de su reaparición, para la que ya tiene fecha. Este viernes, día 27, el corredor volverá a colgarse el dorsal en la primera etapa de la Vuelta a Asturias.
Gutiérrez confía en que todo salga a pedir de boca. «Tengo unas pequeñas molestias que me hacen estar todavía un poco inseguro. He perdido algo de fuerza en el brazo, pero ya estoy deseando volver a competir». Dicho y hecho. El de Hinojedo tiene la oportunidad de reencontrarse con las buenas sensaciones en una campaña especial para él y para el su equipo, que vuelve a estar liderado por Alejandro Valverde. «Para nosotros este año es especial porque hemos recuperado a un líder -dice Gutiérrez-. Nos da seguridad y presencia en carrera».
El cántabro fue uno de los pocos en dar la cara en defensa del ciclista murciano. Pocos días después de conocerse la sanción, publicó una carta en la que calificaba la decisión del TAS como «la mayor injusticia que he vivido nunca», y en la que reflexionaba sobre los peligros de señalar al deporte de las dos ruedas como un foco de dopaje sin remedio. En definitiva, denunciaba lo inapropiado de las generalizaciones.
La maldición del dopaje
Sin embargo, pese a haber demostrado no tener pelos en la lengua a la hora de encarar esta realidad, no le gusta hablar del asunto. Su tono se endurece cuando es interrogado al respecto. «A veces, considero al periodista como enemigo porque siempre me preguntan sobre lo mismo. Llevo trece años en el profesionalismo. Vienen los periodistas y 'jijí', 'jajá'. Y luego, puñalada. Los ciclistas nos hemos sentido muy traicionados, o poco apoyados por la prensa». Sin embargo, su vehemencia es pronto sustituida por un amargo análisis del problema. «¿Por qué el ciclismo está asociado al dopaje? -se pregunta-. ¿Por qué cuando en televisión hablan de este tema aparece siempre la imagen de un ciclista? Estoy muy cansado. Para mí es una pena lo de Alberto Contador, como, antes, lo de Alejandro Valverde».
Para el cántabro, existe un abismo entre la visión que se ha dado del ciclismo y el día a día de los corredores. «Yo el otro día me he caído en el Tour de Flandes y he ido a Barcelona a coger el avión. Por la huelga de controladores aéreos franceses me vi obligado a quedarme en Barcelona. Más que dónde iba a dormir, me preocupó tener que buscar un sitio para conectarme a Internet, porque tengo que rellenar el sistema de localización, por si vienen a hacerme un control antidopaje. De eso es de lo que me gustaría que la gente fuese consciente». Desde su punto de vista, para hablar del dopaje hay que conocer el funcionamiento del ciclismo actual y «qué están haciendo, en primer lugar, los corredores; en segundo, los equipos; en tercero, los organizadores y en cuarto, la Unión Ciclista Internacional (UCI), por este orden».
El ciclista advierte que el ciudadano medio desconoce la cotidianidad del deportista. «Tienes que estar las 24 horas del día localizado. Yo siempre he dormido con el teléfono apagado y ahora no puedo hacerlo, por si me llaman para pedirme un control», afirma. Pero, además, pone el acento sobre el esfuerzo que realizan los profesionales contra las trampas. «Un 3% de mis ingresos, al margen de los impuestos que pago, van destinados a la lucha contra el dopaje». Y pronuncia un deseo: «Habría que involucrar a las personas y que supieran cómo vivimos y qué hacemos, porque sólo conocen lo malo. Es la imagen que tenemos y me fastidia». Gutiérrez cree que en el pelotón al que se dopa lo consideran «tonto», pero se alegra de que se vaya recuperando poco a poco la normalidad, tras unos años plagados de turbulencias. «Pero sólo a nivel español -dice-. En el extranjero, por ejemplo, en Francia, tenemos mala fama, como se pudo ver con el tema de los guiñoles. Nosotros, que corremos allí mucho, sabemos que la imagen que allí tienen de nosotros es que vamos 'mamaos'. Es una cosa que no es nueva, pero ahora sale a defendernos el ministro porque se metieron con Nadal. Hasta que no le pilla a una gran cabeza visible, a una vaca sagrada, nada».
Éste es un hecho que el ciclista del Movistar considera injusto, aunque reconoce que su deporte ha hecho suficientes deméritos para que suceda.
Cambio de dieta
Tampoco le gusta hablar a Iván Gutiérrez de una próxima retirada. «Parece que me están llamando viejo», se lamenta, y señala ejemplos como los de Joaquín Rodríguez y Samuel Sánchez, quienes «siguen ganando carreras a día de hoy». Para el cántabro, sus 33 años son, en el ciclismo actual, una edad de madurez deportiva. «Los profesionales cada vez son más longevos. A mí me gustaría hacer tres años más».
En 2011, Gutiérrez tocó fondo en malestar físico, sin causa aparente. Se sometió a una serie de pruebas que concluyeron en agosto con un diagnóstico definitivo: el corredor es celíaco, intolerante al gluten. Rápidamente, se puso en manos de un nutricionista que modificó sus hábitos de alimentación. «Diez o quince días después empecé a sentirme mucho mejor, más ligero -asegura-. Aunque no es sencillo porque en la dieta de un ciclista casi todo lleva gluten. Mis compañeros lo comen y se alimentan a base de cereales. Yo tengo que llevar los míos y mi pasta. Además, siempre como arroz».
A punto para el Tour
Ahora, más fuerte y recuperado de la lesión, afronta el resto de la temporada con buen ánimo. «Lo que quiero es recuperar el nivel que tenía antes de la caída, pero abril es un mes malo para mí por la alergia. No me veo con fuerzas aún para hacer una general, pero me gustaría disputar la contrarreloj. A partir de ahí, llegar lo mejor posible al Tour».
Por eso, considera el reto asturiano como un entrenamiento más de cara a la ronda francesa. «Voy a meter un poco de calidad. Asturias es ya competición y se va a ir rápido». Después, la Vuelta a Madrid, alguna prueba en tierras galas, el Tour de Suiza y, finalmente, el de Francia.
Equipo 'Top 5' mundial
Todo su trabajo está encaminado a volver a formar parte de un equipo «'top 5' mundial», en palabras del corredor de Hinojedo. El Movistar - donde actúa como gregario de Alejandro Valverde- es, para él, sinónimo de calidad. «Tenemos un líder como Valverde, un corredor como Juanjo Cobo, ganador de la Vuelta, y unos compañeros que se dedican a ayudar y que tienen un nivel muy alto». Él, por ejemplo, acompaña al murciano en sus desafíos. «Correr con él tiene cosas buenas y cosas malas -afirma-. Para mí es una satisfacción estar a su lado porque me he convertido en una persona clave para que gane. Eso hace también que yo no brille tanto a nivel individual. El ciclismo es un deporte de equipo. Muchas veces el trabajo que haces no sale en televisión, pero tiene que ser así».
Asimismo, está encantado de formar parte de un colectivo que es referencia en el ciclismo mundial. «Es un equipo en el que los demás se fijan mucho. Es muy serio y nuestro maillot es respetado».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.