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J. I. ARMINIO
Domingo, 27 de mayo 2012, 18:42
La Corporación de Torrelavega cumplió ayer el acuerdo de conceder una calle a Emilio de Mier, abogado, escritor y político, fallecido en 1994 tras una larga enfermedad. Al sencillo acto, presidido por el alcalde, Ildefonso Calderón, asistió un centenar de personas, la mayoría pertenecientes al grupo de amigos que promovió hace dos años el reconocimiento público a la labor de Emilio de Mier, uno de los concejales más activos de Torrelavega entre 1979 y 1991.
El vial que lleva su nombre, aún sin concluir, es de nueva construcción y está situado entre la Avenida del Bilbao y la calle Santa Teresa de Jesús, zona en la que vivió el homenajeado desde su juventud y a la que se trasladó su familia desde su pueblo natal, Sopeña (Cabuérniga). La petición fue avalada por el director de cine Manuel Gutiérrez Aragón, el escritor Mauro Muriedas Echaves y el naturalista Jesús García Díaz, así como por el Colegio de Abogados de Cantabria, los sindicatos UGAM-COAG y CCOO, el grupo de opinión Quercus y la asociación de vecinos Río Indiana, de La Inmobiliaria. Además, la suscribieren a título individual artistas como Faustino Cuevas, Fernando Diego, Jesús González de la Vega, Eduardo González Maray 'Charines', Ángel Izquierdo o escritores como Julio Sanz Saiz, Ángel Sopeña Villar, José Ramón Saiz Viadero, Luis Alberto Salcines Pérez o Gloria Ruiz González.
Los amigos de Emilio de Mier entienden que en él «concurrían sobradas circunstancias merecedoras de perpetuar su recuerdo asignando su nombre a una calle de la ciudad». Entre sus merecimientos, citan su faceta de concejal y profesor de la Escuela Universitaria de Graduados Sociales y, aunque no lo resaltan, haber conseguido que durante dos décadas sus amigos celebren el último sábado de julio una travesía senderista hasta el lugar de Sejos donde se desarrolla su principal obra literaria.
Con respeto e interés
El alcalde recordó ayer que su padre también fue abogado y siempre le oyó hablar con respeto e interés de Emilio de Mier, no sólo como letrado y profesor, sino también «por sus trabajos de investigación histórica y los artículos y libros que escribió». «No cabe duda -agregó Calderón- que fue una persona que, junto a sus amigos, dio un giro a la cultura de Torrelavega en los años 60 y 70, una época de gran transformación económica y social. Torrelavega concede esta calle a una persona respetada y querida. Lo hace en recuerdo a su labor cívica y cultural, y como testimonio de la amistad que durante años cultivó con quienes hoy en día, casi 20 años después de su muerte, mantienen vivo su recuerdo».
Jesús García, portavoz de los promotores del homenaje, dijo que la Corporación rinde el mejor testimonio de la impronta que Emilio dejó en Torrelavega: «Hoy, Emilio vuelve a la calle. A esa calle que el devenir urbanístico de la ciudad ha querido trazar allí donde el joven Miliuco hiciera sus primeras correrías recién afincado en Sierrapando. Pero la calle estuvo siempre presente en Emilio: El espacio común de la ciudadanía, el marco de encuentro entre las personas, el escenario de la realidad cotidiana a la que nunca dio la espalda, porque la calle es el territorio de todos, y eso la convierte en el dominio de los humildes, de aquellos que tuvo por los suyos. Emilio fue y ejerció de muchas cosas sin jamás abandonar la calle. La calle sentida como el vecino de cualquier barriada».
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