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JOSÉ LUIS PÉREZ
Sábado, 30 de junio 2012, 09:37
Una intensa agenda de trabajo, en la que deben integrarse tanto sus compromisos como presidenta de la CEOE en Cantabria (desde febrero de 2012) y de la Asociación de Mujeres Empresarias (desde mayo de 2011), así como las obligaciones de su actividad profesional en la empresa TAX Asesoría y Gestión, que se dedica al asesoramiento Integral de empresas y que creó en 2002, no impiden a Gema Díaz Real encontrar un hueco para atender a la invitación de esta sección de Cantabria en la Mesa. El lugar elegido, el restaurante El Jardín del Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo, al frente del cual está una mujer empresaria, María Ángeles Pérez, que también forma parte de la directiva de las Mujeres Empresarias de Cantabria.
Aunque el tiempo está ajustado por otros compromisos vespertinos, las circunstancias no impiden disfrutar de un almuerzo distendido y relajado, donde el tema del día no son la crisis, ni las dificultades de las empresas para acceder al crédito, ni los problemas macroeconómicos del país; en esta ocasión se trata de hablar de gastronomía, a lo que Gema Díaz Real se presta e incluso entusiasma.
De inicio, la presidenta de los empresarios de Cantabria reconoce que es habitual en el Balneario de Puente Viesgo de las jornadas Vegetalíssimo, que cada año se celebran en primavera. «Me encantan, aunque he de reconocer que aprendí a comer verduras cuando estudie en Navarra. Antes, en casa, apenas había comido verduras porque a mi padre no le gustan».
La conversación prosigue sobre un aspecto donde la cocina, la gastronomía y la familia están estrechamente vinculadas: la conciliación de la vida familiar y laboral. Gema es madre de dos hijos, de 2 y 5 años, por lo que «intento siempre que puedo comer en casa. Los primeros meses ha sido complicado cuadrar los horarios, pero la familia es muy importante y profesionalmente me he rodeado de gente que te ayuda. Al final llega y todo se pone en su sitio». No obstante, reconoce que siempre hay que dejar una puerta abierta «a la posibilidad de reunirte con gente de forma más distendida en un almuerzo que en el despacho. Lo bueno de las comidas de trabajo es que te puedes reír un poquito más, hace falta desdramatizar».
Entre fogones
Aunque ahora tiene ayuda en casa, no importa a Gema Díaz Real ponerse el delantal tanto para preparar los purés de sus hijos, la comida de diario o esa cena con unos amigos a los que gusta recibir en casa. «Somos una familia de buenas cocineras. Somos todo chichas y hemos aprendido de nuestra madre, que es muy buena cocinera».
Entre los fogones de casa «los purés salen solos», sin ayuda de ningún robot de cocina -«soy más de horno y de olla exprés»-, y además le gusta prepara los pescados al horno y «hacer ciertas cosas que se podrían comprar, pero que prefiero elaborar personalmente, como los pimientos asados o el foie». Cocina sin medidas, más por intuición y sensaciones, y cuando es necesario recurre a libros de recetas antiguos.
La cocina la gusta hasta el punto de que, cuando tiene tiempo, no le importa plantarse delante del televisor y fijarse en lo que propone a diario Karlos Arguiñano, «porque lo hace muy fácil».
Sobre sus preferencias, reconoce que ha evolucionado de gustos más sofisticado a cosas más sencilla, «cada día me gustan más los guisos de cuchara». Cuando viaja, le gusta probar cosas nuevas, pero hasta un límite, «en el extranjero no soy nada atrevida. He de reconocer que soy más de producto nacional. Por ejemplo, mi plato favorito es la paella, y si la ha hecho mi madre, ¡qué te voy a contar!». Sin embargo, es una de las recetas con las que no se atreve en casa.
Las verduras, salvo las judías, «ahora las como con naturalidad» y Gema Díaz Real se decanta antes por un pescado que por una carne, y si es atún rojo, mejor que mejor.
La tentación dulce
Avanza la conversación y la presidenta de las Mujeres Empresarias tiene un recuerdo para cocinas internacionales como la japonesa, la mexicana, la italiana o la argentina que le han cautivado. Le gusta conocer sitios nuevos, restaurantes diferentes y no habla de favoritos. Concede a la percepción final de una comida un gran componente psicológico y emocional, en función de las sensaciones de ese día, de la compañía, del sitio porque te evoca algún recuerdo...
También por tradición familiar, reconoce que «soy muy quesera». «En mi casa hay mucha cultura del queso, me gusta probar diferentes quesos, y especialmente los azules como el de Tresviso».
Tras puntualizar que su procedencia familiar es Polanco y no Torrelavega, ciudad a la que sigue estrechamente vinculada aunque reside en Santander, llega su gran confesión: «Soy súper golosa, eso sí lo puedes poner, no se si dulce, pero sin duda súper golosa. Cuando estoy fuera, soy capaz de ir a una pastelería-panadería y comer una ensalada y dos o tres postres diferentes. Alguno habrá pensado 'esta chica está loca'. Se un sitio en Barcelona donde sólo comí dulce. Cuando me entregan la carta en un restaurante siempre empiezo por los postres y si son de chocolate...». Sin embargo, nuevamente, entre los fogones no se atreve con los postres...
Antes de finalizar, Gema desvela que para acompañar la comida más que el vino le gusta la sidra: «No soy muy de alcohol, un vasito de vino a lo sumo y no soy de copas. Lo que más me gusta es la sidra. Y para cerrar, antes que café, me decanto por un té».
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