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'El Brujo', en el teatro Casyc de Santander, donde ayer representó 'Mujeres de Shakespeare', obra que repite hoy y mañana. :: ALBERTO AJA
«Si fuera ministro de Cultura se me caería la cara de vergüenza por el IVA del fútbol»
TEATRO

«Si fuera ministro de Cultura se me caería la cara de vergüenza por el IVA del fútbol»

Rafael Álvarez 'El Brujo' arremete contra la subida del 21% en cultura frente al 10% del deporte donde «nadie paga impuestos pero es capaz de controlar a las masas»

MARTA SAN MIGUEL

Sábado, 28 de julio 2012, 02:26

'El Brujo' suele estar serio. Hablar de Homero, de Julieta o del Evangelio de San Juan parece que invita a gesticular de un modo solemne que denote una gran erudición. Pero en la interpretación que hace el actor Rafael Álvarez de los relatos universales es más bien todo lo contrario. Está esa erudición, pero convertida en maestría, la que aporta «una interpretación creativa a la información» que convierte una historia clásica es un «relato». Hacer del clásico un cuento, una historia, una narración a fin de cuentas.

Con la seriedad que le caracteriza, se mofa de esa «crítica que se pone un tanto estupenda» cuando se habla de teatro popular y vuelve a revisar a uno de los grandes como es Shakespeare, en concreto algunas de sus mujeres. En Santander, sobre el escenario del teatro Casyc de Caja Cantabria analiza a Rosalinda ('Como gustéis'), Catalina ('La fierecilla domada'), Beatriz ('Mucho ruido y pocas nueces'), y a Julieta, su «favorita»: «Descubrir que Julieta está viva es la ostia, tiene suerte quien no lo haya vivido. Yo me enamoré de ella con quince años», dice en referencia al personaje del dramaturgo inglés, uno de los muchos que le sirven al actor cordobés para trazar un divertido análisis sobre la «superioridad intelectual y emocional de los personajes femeninos frente a los masculinos» y que hunde sus raíces en los estudios del mayor «sabio» de las obras de Shakespeare, el escritor Harold Bloom.

El «profesor» de literatura

En este monólogo que representa hoy, a las 20.00 y 22.30 horas, y mañana a las 19.00 horas, habla al público, como si se tratase «de un profesor de literatura», de las mujeres del autor inglés para mostrar, por ejemplo, cómo Julieta muestra una «madurez, una sabiduría, una sensibilidad y una potencia que desbordan a Romeo» hasta dejarlo en un lugar que roza lo instintivo y animal. Lo hace con chistes, con guiños a la actualidad a través de las famosas obras, metiéndose en las entrañas de los textos del dramaturgo. Lo hace con la seriedad más cómica que caracteriza sus montajes, uniendo lo popular con la cultura clásica, acercándola «al gran público».

Esa democratización de la cultura, que responde a una vocación «docente» de transmitir el conocimiento es lo que define su identidad como creador: «Yo no quiero ser Flotats o Javier Bardem, soy 'El Brujo' y estoy dotado para hacer esto», dice el intérprete que su próxima incursión escénica en la 'alta cultura' será el próximo miércoles en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, donde estrenará 'La Odisea'. El creador llevará a su terreno el épico poema griego atribuido a Homero, que narra las aventuras del héroe Ulises y en él lo que sobra es el rigor histórico y el humor. «He recibido muchas críticas por versionar los clásicos», decía ayer, pero las cifras de espectadores respaldan esa necesidad de acabar con el erudito como «mero transmisor de datos», sobre todo en este momento «de exceso de información».

Una «afrenta»

'El Brujo' sólo se pone serio cuando habla del coste de las entradas que ese público para el que trabaja tendrá que pagar cuando se haga efectiva la subida del IVA. «Lo que más me ha ofendido de esta subida no es el incremento en sí, que es una barbaridad como ha reconocido hasta el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle». Al dramaturgo lo que le «molesta» es que el IVA del fútbol «haya pasado del 8 al 10 por ciento y el de la cultura al 21: «Eso es insufrible e impresentable. No se entiende. No hay vergüenza».

La subida del IVA a la cultura «no tiene que ver con la crisis», dijo el creador, sino con la «valoración que se hace de estas actividades» y con el «concepto» que se tiene de la cultura: «El fútbol tiene esa capacidad de calmarlo todo, de controlar las masas», decía ayer contrariado. «Si fuera ministro de Cultura se me caería la cara de vergüenza y dimitiría». En el fútbol «nadie paga impuestos», decía en alusión a los más de 700 millones de euros que deben los clubes a Hacienda: «Es una afrenta».

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