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Descarga. Pasarela cubierta desde las bodegas a los silos / Foto: Celedonio. ::
La catedral agroalimentaria
Puerto de raos

La catedral agroalimentaria

El reto en el puerto de Raos es llegar a 1,1 millones de toneladas de tráfico al año, más del doble que en 2011

ISABEL AROZAMENA

Domingo, 29 de julio 2012, 17:45

El tráfico de graneles agroalimentarios en el puerto de Raos tiene un antes y un después con la puesta en marcha de la nueva terminal. Apenas lleva en funcionamiento oficial un mes y ya se notan los cambios. Los cereales y las harinas se descargan en un circuito totalmente cerrado desde la bodega de los barcos a los almacenes: una manipulación rápida, más barata, no contaminante y ajena a las circunstancias meteorológicas. Ventajas por tanto de costes, agilidad y calidad ambiental.

El puerto de Santander registró el pasado año un tráfico de este tipo de graneles de 400.000 toneladas. El reto de la empresa concesionaria de la terminal, TASA, es casi triplicar esta cantidad: llegar a los 1,1 millones de toneladas que se lograron en 2007 y que la crisis y la competencia de otros puertos ha recortado drásticamente.

Los vivos colores de la terminal, diseño del pintor Antonio Gómez Bueno, son como una metáfora de los nuevos tiempos en un entorno gris. La instalación está disponible las 24 horas del día los 365 días del año: «Ya no hay que parar la descarga si llueve o si el viento expande el polvo», destaca el presidente de TASA, Andrés Gómez Bueno.

Pero esta es sólo una de las muchas ventajas que ofrece la instalación «la más moderna y puntera de Europa. No porque seamos más listos, sino porque hemos aplicado la más moderna tecnología y la hemos adaptado a las normas más recientes de la Unión Europea».

Pero la trascendencia de la nueva terminal, cuya construcción le ha costado a TASA 40 millones de euros con un plazo de explotación de 25 años, va más allá: «Queremos contribuir al desarrollo de Cantabria, ya que las perspectivas son reducir los costes y así poder abarcar más zona geográfica de servicio». Lo explica gráficamente Gómez Bueno: «Por cada euro que nos ahorramos en la descarga gracias a la automatización y a la mejora de los procedimientos ganamos, por ejemplo, 50 kilómetros de radio de acción y llegamos a más lugares».

El puerto de Santander suministra graneles agroalimentarios para consumo humano y animal con destino principalmente a Castilla-León. La vista ahora está puesta Castilla la Mancha, Galicia, Madrid y Aragón.

Agilidad y costes

Álvaro Barrio, director de la terminal, destaca la agilidad con la que se cargan los camiones y el sistema de estiba en la terminal. En el interior del gigantesco edificio central, una catedral laica de chapa y cemento, un largo pasillo hace de autopista para los camiones ante los cuatro gigantescos depósitos con techos de 25 metros de altura en los que se almacenan las harinas de cereales.

El proceso de descarga es espectacular. De las bodegas del barco sale la harina en unas cintas transportadora cubiertas que se introducen por el techo en el interior de la terminal. La harina cae como si se tratara de una fina lluvia en los depósitos, cerrados por grandes compuertas para impedir la salida del polvo. Tras la descarga, una montaña de seis, ocho, diez ó 15 metros de altura de altura espera a los camiones, que son cargados con grandes palas en un abrir y cerrar de ojos: cinco paladas bastan para un trailer de 27.000 kilos. Y todo rápido, muy rápido. «El tiempo es oro para los conductores, para las empresas de transporte y para nosotros», recalca Barrio, Desde su llegada a las naves hasta que salen por la puerta con el producto, ya cargados, pesados y con la fractura, transcurren poco más de 20 minutos («y nuestro objetivo es bajar de 17») cuando antes se superaba la hora.

Pero para el presidente de TASA lo que destaca de la nueva instalación es que «todo está informatizado» lo que permite ajustar al máximo el personal, abaratar costes y optimizar la gestión. Todo ello, unido a la calidad medioambiental que reduce al máximo las partículas en suspensión PM 10 que causan graves problemas respiratorios, hacen de la nueva terminal «un referente a nivel mundial».

Aunque el reto inicial es superar el millón de toneladas de tráfico agroalimentario al año, la capacidad de las nuevas instalaciones puede llegar a los dos millones. Un nuevo horizonte que se abre es el notable incremento que se ha experimentado en la comercialización de carne de ganado de España al exterior, sobre todo China y Rusia, lo que requiere más consumo de pienso.

Pero todo no ha sido fácil en la puesta en marcha de la moderna instalación. La obra de la nueva terminal empezó en verano de 2008 pero estuvo parada durante un año por problemas con la constructora Acciona. El diseño y construcción ha girado en todo momento en el cuidado y cumplimiento de las condiciones impuestas por la Autoridad Portuaria en materia de calidad del aire y control higiénico-sanitario. Todas las instalaciones y equipos tienen implementos para la filtración y contención del polvo producido en los procesos de carga, descarga y manejo de graneles sólidos agroalimentarios. Los cerramientos de chapa impiden el paso de partículas al exterior.

La inauguración oficial de la terminal aún no se ha realizado y no será antes del próximo mes de septiembre. Al acto ya han sido invitados más de 700 clientes, proveedores y colaboradores del grupo GOF, que es al que pertenece TASA junto a Cobasa, Ppnor y Nortic. Una empresa cántabra y familiar que factura 74 millones de euros al año.

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