Se cumplen 300 años de la llegada de la imagen de la Virgen de Las Caldas al santuario

La imagen de la patrona del Besaya, Nuestra Señora de Las Caldas, acaba de cumplir tres siglos desde su traslado al camarín del retablo principal del Santuario Mariano, un templo, regido por la Orden de los Dominicos, que alberga una virgen venerada en Cantabria a lo largo de cerca de 500 años. El 3 de agosto de 1712, terminado el monasterio e instalado el retablo barroco, se colocó la pequeña talla en la hornacina central de ese retablo, escoltada, como no podía ser de otra manera, por los dominicos Santo Tomás de Aquino, Jacinto de Polonia, San Vicente Ferrer y San Luis Beltrán.

La imagen de Nuestra Señora de Las Caldas, del siglo XIII o XIV, fue venerada desde antiguo en una capilla a la orilla del río Besaya hasta que en 1605 se hicieron cargo de su culto los dominicos. Aquellos primeros devotos de la patrona del Besaya, con la ayuda de otros muchos fieles, construyeron el Santuario y fue en el año 1683 cuando trasladaron la imagen de la virgen al edificio.

El nuevo templo se inauguró oficialmente en el año 1707 y fue un 3 de agosto de 1712, el viernes se cumplieron 300 años, cuando la imagen fue llevada a su trono actual en el retablo principal. Hubo que esperar más de un siglo para que el templo fuera consagrado solemnemente, el 14 de octubre de 1814. Existen referencias al primitivo Santuario Mariano del año 1570. En 1604 el Concejo de Barros pidió a los ya dominicos de Santillana del Mar que se hicieran cargo de la ermita de la Virgen de Las Caldas con el objeto de promover su devoción.