«Me lavo las manos diez o doce veces al día»

¿Le pesa la etiqueta de la peluquera de las estrellas?

Pues no. Mientras sea una etiqueta buena...

Es que menuda nómina de famosos tiene en sus salones, ¿cómo lo consigue?

¡Esa es la pregunta del millón! Creo que la honestidad, el buen hacer, ofrecer un sitio relajado... y que confíen en que la persona que está con ellos no les va a traicionar contando sus vidas. Aparte, claro, de ponerles guapos.

También se venderá bien...

Creo que me venden más de lo que yo me vendo. Soy una persona que tiene que estar de cara al público, pero lo paso fatal. Soy muy vergonzosa y, de hecho, cuando quieren que pose en los photocalls intento escaquearme.

Es que usted se ha convertido en una estrella.

Siempre digo que las estrellas son las del cielo. Además, yo creo que soy una persona sencilla.

¿Ha pensado en asegurarse las manos?

Las tengo aseguradas desde hace tres años.

¿Con qué cliente vip se queda?

Me quedaría con todos, desde Victoria Beckham, que es una persona muy importante en mi vida profesional, hasta Eugenia Martínez de Irujo, José María Manzanares...

Será porque usted no huele a ajo.

No, para nada. Eso fue una cosa que se sacó de contexto. En tres años que hemos estado con ella no tengo nada malo que decir: es una persona superpuntual, correcta, educada, detallista...

¿Qué hace con los pelos de los famosos? Podría venderlos en eBay y forrarse...

¡Ni se me pasa por la cabeza! Todo va a la basura, donde se mezclan con los pelos del resto de los clientes.

¿Y no se hace fotos con ellos?

No. Es una cosa que tengo prohibida en mis salones, porque está totalmente fuera de lugar. Queremos que los famosos se sientan cómodos, por lo que no puedes estar pidiéndoles autógrafos y fotos. Si lo hiciésemos, ¿qué clase de profesionales seríamos?

¿De qué hablan?

Normalmente intento hablar solo de belleza. A veces alguno te cuenta cosas personales, pero intento no meterme. Conversando de moda y de belleza nunca se cometen errores.

Siempre se ha dicho que la peluquería es el mejor sitio para ponerse al día de los cotilleos...

Ese es un mito que a mí me gustaría desterrar. Eso sería antiguamente. En mi peluquería mis empleados lo tienen prohibido.

¿No hay nada peor que un peluquero cotilla?

Pues sí, no hay nada peor. Parte del éxito de mi negocio ha sido que la gente ha visto que en mi salón es todo lo contrario.

¿Y ni en su casa sigue los culebrones patrios?

Para nada. No leo las revistas del corazón, solo las ojeo cuando hacemos un reportaje para ver cómo les ha quedado el pelo... pero nada más. No me gusta nada el mundo del cotilleo y de la prensa rosa.

Supongo que le habrán pedido de todo, pero lo de ponerle a Paris Hilton extensiones durmiendo debe ser de lo más rarito...

Eso se sacó un poco de contexto. Había llegado de viaje, estaba muy cansada y tenía que rodar un videoclip, así que le dije que se echara una siesta mientras le ponía las extensiones. Pero de ese tipo de anécdotas tengo 1.500 peores.

¿Letizia ha caído ya en sus manos?

No, de momento es leal a la peluquera que tuvo en Televisión Española y eso le honra muchísimo.

¿Qué le haría a la duquesa de Alba?

Nada, porque el look que lleva es el perfecto para su pelo por el rizo y calidad de su cabello. Y es su look: un peinado despeinado. Me encanta porque además va mucho con ella.

¿A usted quién la peina?

Yo misma. Yo me tiño, me corto, me peino, me maquillo... me lo hago todo. Eso sí, no peino ni a la familia ni a los amigos. No quiero problemas (risas).

¿Qué le dice su espejo?

Me dice que siga por el camino por el que voy. Y de vez en cuando me dice péinate. ¡Soy la peluquera que siempre va despeinada!.

Me chivan que está obsesionada con la higiene...

Me lavo las manos como diez o doce veces al día. Tengo esterilizadores por todas partes. Es una obsesión casi enfermiza. En la peluquería no puede haber ni un pelo...