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ÁLVARO SAN MIGUEL
Domingo, 9 de septiembre 2012, 18:57
Más de 91.000 alumnos -entre enseñanza pública y concertada- vuelven el jueves, día 13, a clase para afrontar un curso lleno de interrogantes: ¿Habrá niños sin material escolar? ¿Las bajas de los profesores se cubrirán desde el primer día? ¿Cuántos alumnos habrá en cada aula? La Consejería de Educación tiene cada vez menos presupuesto para docentes, ayudas y programas educativos. Y las familias, azotadas por la crisis, la reducción de los ingresos y la subida de los impuestos, se enfrentan a una vuelta al 'cole' plagada de gastos. Cada incógnita gira en torno al dinero y todas convergen en el mismo interrogante: ¿Se mantendrá la calidad educativa de Cantabria?
La reducción de las ayudas para material escolar, anunciada en pleno mes agosto, cogió a toda la comunidad educativa de vacaciones y sin capacidad de reacción. El consejero anunció a final de curso un nuevo reparto de las ayudas «para beneficiar más a los que más lo necesitan». O lo que es lo mismo, reducir el umbral de renta para llegar a menos familias, pero darles más dinero. Finalmente, «la escasez de recursos económicos» obligó a recortar un 75% los cuatro millones previstos y a limitar las subvenciones «a las familias más desfavorecidas».
Para paliar la reducción de las ayudas, la Consejería de Educación ha lanzado un sistema de intercambio de libros usados que empezó a funcionar el viernes. No obstante, el 29 de agosto, cuando todavía no estaba claro si la iniciativa del Gobierno estaría lista para el principio de curso, el PSC-PSOE anunció una campaña para recoger y repartir material reciclado a través de sus agrupaciones locales. De momento, en Santander han recibido más de 200 libros y en Camargo van por los 700.
También los ayuntamientos han tomado cartas en el asunto y han anunciado convocatorias de ayudas urgentes, pero a pesar de los esfuerzos de los organismos públicos, las asociaciones de padres creen que no hay tiempo para cubrir todas las necesidades de la región antes de que empiece el curso.
¿Qué alternativas le quedan a un profesor cuando un alumno llega a clase sin libros? María García, profesora interina del IES Santa Clara, reconoce que siempre hay algún estudiante que no tiene libros. «Lo normal es que el centro tenga algún libro de sobra, pero si hay más de dos o tres alumnos en esta situación, tendremos que recurrir a soluciones de toda la vida: sentar a dos con el mismo libro; y luego, para que estudien en casa, darles fotocopias si las pueden pagar, porque no todos lo centros tienen presupuesto para eso».
Medidas de ahorro
A lo largo del curso pasado se aprobaron una serie de medidas de ahorro en la enseñanza pública que se empezarán a aplicar a partir de ahora. El Gobierno de Mariano Rajoy dio permiso a las autonomías para aumentar un 20% el ratio de alumnos por aula, obviando la Ley Orgánica de Educación (LOE) que fija un límite de 25 para Primaria y 30 para Secundaria. En Cantabria habrá 104 aulas de Primaria que aprovecharán esa flexibilidad y estarán por encima de los 25 alumnos, aunque también es cierto que el año pasado ya había 67 aulas que excedían el límite legal.
No obstante, la Consejería de Educación ha tratado de mantener la ratio media de Infantil y Primaria por debajo de las exigencias de la LOE. Así, los 32.800 niños matriculados este curso en los primeros ciclos se distribuirán en 1.629 aulas, con lo que habrá una media de 20 alumnos por clase. Es más, este año se incorporan a la enseñanza obligatoria un millar de niños más que los que salen de ella, y la Consejería de Educación ha tenido que incrementar en 18 el número de aulas para no disparar la ratio.
En cuanto a Secundaria, fue el propio Gobierno de Cantabria el que subió su límite de alumnos por clase, como parte del Plan de Sostenibilidad de los Servicios Públicos. Eso sí, la subida sólo se aplicará en 1º y 2º de ESO, donde se podrá llegar a los 30 niños por clase. El curso pasado había 19.528 alumnos matriculados en Secundaria -12.589 en la pública y 6.939 en la concertada-, y este año se prevé que sean 18.618 -12.857 en la pública y 5.761 en la concertada-.
En Bachillerato también habrá un ligero descenso de alumnos, pasando de 7.039 estudiantes a los 6.583 de este curso. Aunque en términos generales, y gracias al crecimiento registrado en Infantil y Primaria, se prevé superar ligeramente los 91.000 alumnos, cuando el año pasado había 89.126. Los números definitivos no se conocerán hasta mediados de octubre, cuando la Consejería de Educación tenga claro el número de alumnos que hay en cada ciclo.
Menos profesores
Las medidas del Gobierno regional -imitadas después a nivel nacional- también afectarán al número de profesores de la enseñanza pública, ya que en Secundaria, Bachillerato y FP se tendrán que aumentar de 18 a 20 las horas lectivas. Según explica la profesora de Lengua y Literatura María García, el problema no son las horas, sino el número de grupos -y de alumnos- que tendrá que atender cada profesor. «El año pasado teníamos un máximo de cuatro grupos y unos 80 alumnos, pero este año tendremos cinco grupos y unos 150 alumnos».
Así que los docentes tendrán que regresar a las clases magistrales y aparcarán la atención a la diversidad. «Muchos alumnos se quedarán atrás, el profesor no podrá seguir cada caso individualmente y se disparará el fracaso escolar, siempre que no se maquillen los resultados», calcula María García.
Ni siquiera la Consejería de Educación sabe con exactitud cuántos profesores habrá el primer día de clase, ya que falta por concretar las sustituciones necesarias, que no se podrán cubrir por ley hasta que hayan pasado 10 días desde la notificación de la baja laboral. Pero aunque no haya cifras oficiales, sí se pueden hacer previsiones. Según los datos del Ministerio de Educación, el curso pasado había 6.269 profesores contratados en la enseñanza pública de Cantabria. Se calcula que este año se han producido cerca de 180 jubilaciones en el cuerpo de funcionarios. Educación eliminó en mayo 83 plazas jurídicas. Y según las cifras adelantadas por la Consejería en junio, en principio habrá 1.469 interinos -frente a los 1.521 del curso pasado-.
Así que las matemáticas dicen que este curso habrá en Cantabria 5.954 profesores -315 menos que el año pasado-, siempre que se mantengan los cerca de 300 interinos que trabajaron el curso pasado como sustitutos. En total, una reducción del 5% de la plantilla. Sin olvidar que habrá interinos que tengan que conformarse con jornadas parciales.
Para la docente María García las consecuencias son evidentes: «No podremos atender a cada alumno según los criterios de educación a la diversidad, así que se volverá a la segregación de los malos alumnos».
Protestas
Los sindicatos y una buena parte del profesorado se han conjurado para empezar el curso como terminaron el anterior: pancarta en mano y con la camiseta verde en defensa de la enseñanza pública. STEC ya avisó el jueves de que «la situación resulta inaceptable» y anunció «la continuación de las movilizaciones durante el inicio de curso, junto al resto de sindicatos, las familias y los estudiantes».
Por su parte, el secretario general de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, Javier Ramírez, afirmó esta semana que Cantabria afrontaba el inicio de curso «más caótico» vivido hasta ahora, y alertaba de la previsible pérdida de calidad educativa en un curso con más alumnos y menos profesores.
Ramírez apuntó a otros posibles problemas como el retraso en las adjudicaciones de los comedores escolares y en el servicio de técnicos para aulas de dos años. Además, la subida del IVA encarecerá los gastos de los centros, que ya el año pasado tuvieron problemas para pagar a los proveedores de la luz, el teléfono o la calefacción.
El presidente de Cantabria, Ignacio Diego, dejó claro el 10 de mayo que la formación es una de las piedras angulares del futuro: «El nuevo modelo de desarrollo económico y social de nuestra región debe basarse en el conocimiento. Y por ello, uno de los ejes estratégicos tiene como campo de actuación la educación y la formación».
Ahora bien, la calidad educativa implica garantizar la igualdad de oportunidades a todos los escolares, con independencia de su situación socioeconómica, pero además exige resultados. Este año, los cántabros de 15 años realizarán el examen internacional de la OCDE, y cuando se publiquen los resultados en el informe PISA 2012 -el anterior es de 2009- será el momento de ver hacia dónde se dirige la calidad educativa de Cantabria.
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