Una sentencia amenaza la legalidad de las oposiciones a médicos y enfermeros de 2010

La sentencia del Tribuna Superior de Justicia de Cantabria (TJSC), que anula el concurso-oposición a médico de urgencias convocado por el Gobierno regional en 2008, podría suponer también la anulación de los exámenes de médico de familia (86 plazas) y de enfermería (301 plazas), desarrollados en 2010. Estos fueron recurridos por motivos similares a los acaecidos en el de médico de urgencias, por lo que sindicatos y profesionales temen ahora que también puedan ser anulados.

El TSJC ordena en que se repita el concurso-oposición a médico de urgencias convocado por el Gobierno regional en 2008, al entender que no hubo imparcialidad por parte del tribunal y que no existió igualdad entre los aspirantes.

En total son 15 las personas que se ven afectadas por esta decisión del TJSC. Estima el recurso presentado por dos de esos aspirantes contra la resolución del primer ejercicio de la fase de oposición. En su sentencia, considera que de las alegaciones contestadas por la Administración a los demandantes «se da por probado que en la realización del test del primer examen se dejó usar tippex y no se separaron sus datos personales de los exámenes para corregirlos».

El Gobierno de Cantabria aseguró a este periódico que interpondrá un recurso de tasación ante el Tribunal Supremo.

Los sindicatos, por su parte, advierten de las «tremendas» consecuencias de esta sentencia. José Manuel Castillo (UGT) señaló que «en su momento, ya avisamos a la Consejería de Sanidad (por entonces del Gobierno de coalición PSOE-PRC) de las imperfecciones de estos exámenes y de que se corría el riesgo de que fueron anulados en los tribunales».

Durante todo el día de ayer, médicos y enfermeras acudieron preocupados a informase a la sede del CSIF. Margarita Ferreras, portavoz de sanidad del sindicato, indicó que «hay mucha gente angustiada. Mira que advertimos que esto podía suceder».

Para la responsable de sanidad de CC OO, Asunción Ruiz, la «inseguridad» generada es «tremenda». «Si nos ponemos en el peor de los casos y no hay más remedio que anular los exámenes, ¿quién nos asegura que vayan a repetirse?».