«Va a ser un trabajo rápido y bonito»

«Va a ser un trabajo rápido y bonito». La indicación les llegó por carta. La recibieron Saturnino, Jesús y Balbino, los tres ladrones que asaltaron el chalé de Mompía propiedad de Cecilio Merino. El supuesto autor del encargo fue Juan V. R., el cuarto detenido y considerado el cerebro de toda la operación. Este conocido gestor inmobiliario de la región ofreció detalles sobre el lugar del asalto, el dueño de la casa, el posible botín e, incluso, propuso «otros trabajos similares» en Reinosa y fuera de Cantabria. El resultado ya es conocido. Un asalto frustrado gracias a la intervención de vecinos y familiares y una brutal paliza que recibió el dueño de la vivienda, Cecilio Merino. El objetivo de la operación, dicen los investigadores, era el robo. Los asaltantes pensaban que Cecilio Merino tenía guardado en su domicilio un millón de euros en metálico, procedentes de la venta de un terreno. Sin embargo, en la vivienda los ladrones no encontraron el botín pretendido.

Las versiones que ya ha escuchado la jueza son las de los propios imputados. Uno de los que entraron en la casa ha señalado directamente a Juan V. R. como inductor del asalto.

Sin embargo Juan ha negado a la jueza conocer a la víctima y el lugar, pero sí ha reconocido haber ido a la prisión y haberse puesto en contacto con su conocido, aunque sólo para ofrecerle «un puesto de trabajo en una empresa de tortillas» de su propiedad.

Este hombre, al que los investigadores consideran el autor intelectual del robo, tiene 45 años y regenta varios negocios relacionados con la compraventa de terrenos. De hecho, su nombre se publicita a través de Internet como «ejecutivo» de la promoción inmobiliaria, y en temas relacionados con la gestión, consultoría y asesoría del sector de la construcción. También con otras cuestiones de almacenamiento, fábricas, compraventa de vehículos e incluso prestamista. Hasta cinco son las empresas en las que figura con un cargo.

La inculpación

Pero este perfil ha quedado en entredicho después de que uno de los imputados le haya señalado. En su declaración, le ha dicho a la jueza que el gestor inmobiliario realizó una visita a un conocido, interno en la prisión del Dueso, en la que le comentó que tenía un encargo. Dicho trabajo consistía en asaltar el chalé de Mompía para hacerse con el botín que supuestamente había en su interior. Éste se puso en contacto con otro reo de la misma cárcel quien remitió una carta al exterior, dirigida a Jesús G. S. y en la que le decía que había un «trabajo rápido y bonito» para él. También le escribió el nombre de Juan V. R. y su número de teléfono móvil. Así fue cómo se estableció el contacto. Tras varias conversaciones para concretar los detalles, Jesús recurrió a Saturnino y Balbino para cometer el robo, según la investigación.

Decididos a ello, merodearon la urbanización en varias ocasiones durante los días previos y a bordo de un vehículo, lo cual concuerda con los testimonios de algunos vecinos que, el día posterior a los hechos, aseguraron haber visto rondar a un coche «desconocido» por la zona. Y a la tercera visita, fue la vencida. La noche del día 15 de octubre, cuando el reloj rondaba las diez y media de la noche, Balbino y Jesús entraron a la casa, mientras Saturnino esperaba fuera dentro del vehículo. Iban a por el botín y querían que Cecilio les dijera dónde estaba.

Declaración

La próxima semana -probablemente el día 8-, la jueza que instruye las diligencias tomará declaración a los testigos, entre quienes se encuentra la madre de Cecilio, de 92 años, y única persona que presenció la agresión en el interior de la casa. Su testimonio será clave en la investigación dado que ninguno de los dos asaltantes que accedieron a la vivienda (Balbino y Jesús) reconocen haber agredido al hombre, que quedó en coma.