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Agentes de la Guardia Civil de Tráfico e integrantes de la DYA, en el lugar del accidente mortal que se produjo el domingo por la tarde en la A-8 cerca de Ontón. / Foto: Sane
Un cazador se ofreció a abatir al jabalí, pero la Guardia Civil no le dio permiso
Accidente de ontón

Un cazador se ofreció a abatir al jabalí, pero la Guardia Civil no le dio permiso

La empleada de una gasolinera dio la voz de alarma por la presencia del animal muy cerca del lugar del siniestro

A. VERANO

Miércoles, 7 de noviembre 2012, 13:57

Vecinos de la pedanía de Ontón se percataron y avisaron a la Guardia Civil de que un jabalí andaba suelto por la carretera dos horas antes de que se convirtiera en la causa del trágico accidente que se cobró dos vidas el domingo en la autovía A-8. Luisa Mari Liendo, empleada de la gasolinera que hay situada en esta pedanía de Castro Urdiales, a escasos metros del lugar del siniestro, fue quien alertó de la presencia del animal. «Eran las cuatro y media de la tarde cuando vi al jabalí cerca de la gasolinera. Inmediatamente llamé a la Guardia Civil de Castro, pero cuando se personaron el animal ya se había ido en dirección al cementerio, próximo a la gasolinera», relató a este periódico. Luisa Mari comentó a los agentes que su padre, que tiene un coto de caza con varios amigos, se ofrecía a abatir al jabalí, pero la propuesta no fue aceptada por la Benemérita por considerarla inviable al carecer de la autorización necesaria en la zona en la que se encontraban. «Mi padre ese día tenía previsto ir de caza, pero al final no pudo porque tenía trabajo en la carnicería. Aun así -señala Luisa Mari- se hubiese hecho cargo del animal porque tiene todos los permisos para la caza».

Una hora más tarde, sobre las cinco y media, la empleada de la gasolinera volvió a ver al animal en las inmediaciones. Esta vez el jabalí se encontraba ya en la carretera que enlaza con la autovía. De nuevo Luisa Mari alertó a la Guardia Civil sobre lo que estaba pasando, advirtiendo de la posibilidad de que el animal provocara un accidente.

Minutos después, según refleja el informe de la Guardia Civil, una vecina de Ampuero que venía de pasar el fin de semana en La Rioja impactó con su vehículo contra el animal. La mujer logró desviar su coche hasta la gasolinera, donde fue atendida por Luisa Mari, -pese a que no sufrió ningún daño-, hasta que llegaron los servicios de emergencias y la Guardia Civil.

Tras este primer golpe, se produjo el del Citroën C4 que conducía Pedro y en el que viajaban su hermana Marimar, de 47 años, y su novia Diana, de 43. Tras el fuerte encontronazo, Pedro se apresuró a señalizar el accidente, mientras las dos mujeres optaban por esperar en el cebreado de la salida de la autovía hacia Ontón. Una decisión que los propio agentes de tráfico consideran correcta en caso de accidente: salir del vehículo, alejarse y situarse al otro lado de la bionda.

Sin embargo, en ese mismo momento, un tercer coche, un Nissan Primera en el que viajaba un hombre y una niña de 14 años, se encontró de repente con los trozos del vehículo en mitad de la carretera. Trató de esquivarlos y en su intento pasó por encima del jabalí. El coche, entonces, se le descontroló, con la mala fortuna de desviarse justo hacia donde estaban las dos mujeres. Marimar y Diana fueron embestidas y ambas perdieron la vida.

Fue una sucesión de fatalidades las que se encadenaron en apenas unos minutos. Una tragedia a la que circunstancialmente se sumaron la lluvia que había caído en ese momento y la nula iluminación artificial en aquel punto de la autovía.

El conductor de ese último vehículo dio positivo en el control de alcoholemia que se practica a todos los conductores implicados en un accidente. Según el atestado al que ha tenido acceso este periódico, el referido automovilista dio 0,33 miligramos de alcohol por litro de aire espirado (0,32 en la segunda prueba realizada) frente a los 0,25 miligramos de máximo legal permitido. La tasa supone una sanción administrativa de cuatro puntos en el carné y una multa de 500 euros.

Aun con este dato en el informe, los responsables de Tráfico y de la Guardia Civil hablan de «fatalidad» y «cúmulo de circunstancias» a la hora de buscar alguna explicación a los hechos que precipitaron tan grave accidente. Situaciones imprevistas que en otras circunstancias un accidente similar se hubiera podido saldar con daños materiales en algún vehículo y quizá algún herido más o menos grave, pero no de la magnitud que alcanzó éste de Ontón.

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