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S. VELASCO
Lunes, 19 de noviembre 2012, 11:18
Aunque el presidente, Ángel Lavín, guarda silencio, desde el Racing se asegura que lo del sábado en El Sardinero fue «duro y sorprendente» para los actuales dirigentes, que están viviendo «con preocupación y tristeza» una situación que, de momento, no va a cobrarse ninguna víctima. Y es que en el club no se plantean renuncias institucionales ni destituciones deportivas «en caliente» a raíz de la cascada de reproches enviados al palco y la imagen que ofreció el equipo en el partido ante el Villarreal. Fuentes de la entidad aseguran que, «a lo largo de la semana se valorarán los acontecimientos» que sucedieron. «Está todo muy reciente y ahora no conviene tomar decisiones, aunque es evidente que se van a hablar cosas».
Lo que es sí es seguro es que el presidente «no va a llevar a cabo ninguna determinación, ni en lo que a él se refiere, ni en relación con ningún otro miembro de la directiva». Cada consejero, de forma unilateral, «tiene que meditar su situación personal», aunque de momento «no se conoce ninguna decisión al respecto», es decir, no se contemplan dimisiones entre los miembros del actual órgano de gobierno.
Desde el Racing reiteran que «hay que esperar a que la justicia resuelva» el conflicto por la propiedad del club y entienden «que la gente esté disgustada por la forma en la que están transcurriendo las cosas en lo deportivo», pero dicen que «no solucionan nada acontecimientos tan desproporcionados» como los del otro día. Esperan que estas escenas «no se vuelvan a repetir» porque «es lo peor que le puede pasar al Racing y a la imagen que se está ofreciendo de Santander», aunque «el sábado la Policía estuvo muy bien y supo cortar a tiempo ciertos comportamientos que contribuyeron a encender los ánimos».
Según pudo conocer este periódico, los dirigentes del club también consideran «evidente» que todo lo que se vivió «afectó a los jugadores» durante el encuentro. «Que una afición no te anime en tu casa, y sí al rival, y que además esté insultando al palco es una situación de tal virulencia que nos desborda».
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