Borrar
'Gus' ganó la Copa del Mundo con el Teka de balonmano, en uno de los mejores momentos del equipo cántabro. :: CELEDONIO MARTÍNEZ
«Menos mal que no fui derrochador porque hoy estaría pidiendo»
BALONMANO

«Menos mal que no fui derrochador porque hoy estaría pidiendo»

El deportista santanderino lleva dos años en paro y recibe tratamiento psicológico Gustavo Alonso Jugador de balonmano

ANA DEL CASTILLO

Domingo, 9 de diciembre 2012, 10:35

Con un palmarés deportivo brillante, con títulos como el de campeón de la Copa del Mundo con el Teka de balonmano, la Recopa de Europa o la Copa Asobal, el deportista santanderino Gustavo Alonso, lleva dos años en paro y atraviesa uno de los peores momentos de su vida.

Fichó por el Octavio Pilotes de Vigo durante tres temporadas, del 2008 al 2010. El último año que jugó con el equipo gallego «no me pagaron», lo que le llevó a abandonar el club y regresar a casa. «Aún me deben 50.000 euros», que espera conseguir cuando salga el juicio en mayo de 2013. «Son los ahorros de mi vida. En un principio llegamos a un acuerdo. Quedamos en que me pagarían durante dos años todo lo que me debían pero, de repente, dejaron de contestar al teléfono y, finalmente, no percibí nada. Me vacilaron». Un varapalo que le devastó psicológicamente. «Me entró ansiedad y depresión. Estoy en tratamiento psicológico y con medicación desde hace meses».

Cuando regresó a su tierra lo hizo con la esperanza de encontrar cobijo, pero la crisis no entiende de medallas. «Todo el mundo me decía que no tendría problema para encontrar trabajo en mi ciudad, pero bueno, no ha sido así». Ha dejado su currículum en tiendas deportivas, gimnasios... «pero nada. Ahora mi aspiración es conseguir un empleo normal, en el que me paguen 800 euros. No pido más».

Mientras tanto, ha comenzado a estudiar. Pretende terminar 4º de la ESO y, quién sabe, tener acceso a la universidad y tirar por alguna rama relacionada con la fisioterapia. En lo deportivo, aunque entrena con el Adelma Sinfín, ha perdido la ilusión. «Tengo pocas ambiciones ya con el balonmano. No me arrepiento de haberme dedicado a ello, aunque sí de dejar los estudios, pero bueno, las circunstancias fueron así. Tuve que dejar de estudiar a los 16 años para ayudar en casa».

Gus, como se le conocía en la época dorada del balonmano en Cantabria, está casado y tiene dos hijos, Gustavo y Alejandra, de diez y siete años. Su mujer, María Antonia Gómez, trabaja como panadera y es «la que está tirando de nosotros. Lo que cobro en el Sinfín me da para gasolina y poco más. Es un complemento de lo que gana mi mujer. Adelma hace sus pagos, pero ahora hay una gran dificultad económica y bueno, hay algún problema».

Recuperar lo perdido

Ahora toca ayudar en casa y sacar adelante los estudios que un día abandonó. «Cuido a mis hijos. Por las mañanas estudio, como y me voy a clase de 16.30 a 20.00 horas. A las 20.30 voy a entrenar». A los 15 años comenzó a trabajar como botones en el club de tenis. También ha sido repartidor de pizza, camarero, operario de materias plásticas, sereno y su último contrato fue como camillero de ambulancia. Sin olvidar su mejor empleo, el de jugador de balonmano, que le ha dado todo lo hoy tiene. «Una casa, amigos y buenos recuerdos. Menos mal que no fui un derrochador porque hoy estaría pidiendo».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes «Menos mal que no fui derrochador porque hoy estaría pidiendo»