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Operarios de la funeraria de Lille sacan de la vivienda el cuerpo momificado de Alberto Rodríguez. / Foto: Le Monde
Momia busca herederos
CANTABRIA

Momia busca herederos

Alberto Rodríguez, un santanderino que llevaba más de 15 años muerto en Lille, dejó un esqueleto y una pequeña fortuna

FERNANDO ITURRIBARRIA

Viernes, 21 de diciembre 2012, 12:55

¿Tenía familiares Alberto Rodríguez Martínez, el emigrante santanderino que apareció momificado en octubre en una casa de Lille en la que llevaba por lo menos quince años muerto? La policía francesa, los servicios consulares españoles y genealogistas galos tratan de localizar, todavía sin éxito, a los herederos de la pequeña fortuna dejada por este pintor de brocha gorda, escayolista y cristalero, de vida solitaria y sin parientes conocidos. Los investigadores se esfuerzan por resolver los misterios de la momia.

El pasado 19 de octubre un funcionario municipal descubrió un esqueleto en el primer piso de una casa de tres plantas situada en el número 9 de la calle Saint-Jacques, en pleno corazón del casco antiguo de Lille (norte de Francia).

Hacía tiempo que una vecina se quejaba de humedades y los servicios del Ayuntamiento se decidieron a allanar aquel domicilio a todas luces deshabitado.

El cadáver momificado yacía tendido en la cama, vestido con un pijama gris de rayas, sin signos aparentes de violencia. Las puertas y ventanas no habían sido forzadas ni había rastros de intrusos.

Las últimas cartas sin abrir encontradas en la casa databan de principios de 1997, lo que indicaba que llevaba como mínimo una quincena de años allí olvidado.

«Al ser propietario de su casa, no llamó la atención. Nadie se dio cuenta de su muerte, probablemente porque no tenía relaciones sociales en el barrio», explicó entonces Didier Perroudon, director departamental de la seguridad pública de Lille.

Gracias a los documentos hallados en el registro, se averiguó que Alberto Rodríguez Martínez nació el 7 de agosto de 1921 en Santander, que su padre se llamaba Salustiano Rodríguez y su madre, Concepción Martínez. Se sabe que llegó a Francia en 1948 con un permiso de trabajo de diez años, renovado periódicamente en Lille.

A finales de la década de 1960 se lió con una viuda sin hijos, que le llevaba 40 años, y que le nombró heredero universal de todos sus bienes. Cuando la mujer falleció en 1971, a los 90 años, su amigo español heredó no menos de tres inmuebles y una importante suma de dinero repartida en varias cuentas bancarias.

Una cita inconclusa

Entre las propiedades legadas estaba el domicilio del casco viejo, un edificio de estilo Art Deco construido en 1880 que sirvió de casa de citas en un barrio que fue centro de prostitución pero hoy es una de las zonas más cotizadas de la ciudad. Según ha revelado el diario 'Le Monde', el 30 de abril de 1991 Alberto se había citado en una notaría con una profesora de alemán a la que se había comprometido a venderle el inmueble y a la que ahora trata de localizar un detective en Alemania.

Pero el pintor jubilado no se presentó y hay quien dice que no se le ha visto desde entonces. Tal vez estaba ya muerto.

Fuentes diplomáticas españolas dijeron ayer a este periódico que el consulado de París todavía no ha dado con los descendientes de Rodríguez Martínez, si es que los hay. Las gestiones realizadas en Santander no han dado frutos pues se teme que la partida de nacimiento y otras pruebas documentales desaparecieran pasto de las llamas en el pavoroso incendio que asoló la capital cántabra en febrero de 1941.

Los investigadores aguardan para estar completamente seguros del resultado de las muestras de ADN enviadas a un laboratorio de París y otro de Marsella con el fin de contrastarlas con el perfil genético obtenido de los cepillos de dientes, peines y ropas recogidos en la casa de la momia.

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