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ISABEL AROZAMENA
Domingo, 23 de diciembre 2012, 10:08
Los agentes sociales de Cantabria, patronal y sindicatos, están experimentando en estos últimos meses una profunda transformación en su estructura interna obligados por los nuevos tiempos. Atrás quedan las cuantiosas subvenciones públicas que permitían mantener amplias plantillas. Ahora toca apretarse el cinturón y los que más están sufriendo esta situación son los sindicatos mayoritarios, UGT y CC OO, que han tenido que reducir su nómina entre un 30 y un 50%, lo que se traduce en 57 despidos en conjunto, incluyendo los del Forem, la fundación de Formación y Empleo promovida por Comisiones Obreras.
La presidenta del comité de empresa de UGT, Eva Martínez, una de las despedidas, resumió gráficamente la situación general: «vivir de las subvenciones nos ha costado muy caro». Y para el próximo año la situación no va a cambiar. Se volverán a recortar las subvenciones públicas a las centrales sindicales y las organizaciones empresariales. Las destinadas a sindicatos y colectivos patronales experimentarán un nuevo descenso del 20%. Estas organizaciones acumularán en dos ejercicios una rebaja del 40% en sus ingresos provenientes de las arcas públicas.
En el caso de UGT, la plantilla que en 2011 sumaba 47 personas ha pasado a 22. La rebaja de 25 puestos de trabajo se debe fundamentalmente a la eliminación de la ayuda pública a los programas de asesoramiento y de orientación laboral con lo que han acabado los contratos. El sindicato que dirige María Jesús Cedrún y que cuenta con una afiliación de más de 21.000 personas, firmó su tercer expediente de regulación de empleo (ERE) en noviembre para siete despidos y dos prejubilaciones. Además, se reduce o suspende la jornada para el resto de la plantilla, incluidos los miembros de la Ejecutiva.
Pero no queda aquí la medida, ya que los trabajadores han acordado bajarse el sueldo un 3% en 2013, en un gesto para evitar más despidos. Para las extinciones de contratos se han pactado indemnizaciones de 27 días por año trabajado, con un límite de 12 mensualidades. U n primer intento de UGT de cerrar el ERE de 10 orientadores con 20 días por año trabajado provocó duras críticas del comité de empresa del propio sindicato: «se acogen a la reforma laboral pura y dura. No es de recibo que nosotros estemos todo el día en la calle defendiendo los derechos de los trabajadores y luego nos veamos indefensos». El sindicato rectificó y pago 27 días por año trabajado.
En una situación parecida se encuentra CC OO, aunque las indemnizaciones por despido se fijaron en 33 días por año trabajado. El sindicato liderado por Vicente Arce ha recortado la plantilla inicial de 52 trabajadores con 12 bajas de las que ocho eran contratos temporales. A esto hay que añadir el recorte en el Forem de donde han salido 16 orientadores laborales en noviembre y otros seis lo harán el 31 de diciembre. Las indemnizaciones pactadas han sido de 25 días por año. En la Fundación quedarán once trabajadores de una plantilla de 33, seriamente mermada tras el drástico ajuste para los cursos de formación.
Los sindicatos basan ahora su funcionamiento en las cuotas de los afiliados. CC OO cuenta con 18.000 inscritos, 1.700 menos que hace cuatro años. Aunque en UGT no ha habido bajas «si hay menos ingresos por cuotas», explica Cedrún, ya que los que pagaban la cuota de trabajador a tiempo completo, de entre 11 y 13 euros al mes, abonan ahora la de empleo parcial (9 euros) o incluso la de desempleado (tres euros). Y en CSIF-F, donde la cuota es de nueve euros al mes, «se nos han dado de baja más de 200 afiliados», lamenta el presidente del sindicato, José Miguel Zorrilla.
En CSI-F, con 3.000 afiliados en Cantabria, el recorte de las subvenciones afecta principalmente a los cursos de formación pero no a la plantilla de nueve personas ya que los profesores que imparten los cursos se contratan externamente. USO tampoco ha tenido que reducir personal de la plantilla de doce personas, ya que el 70% de la financiación procede de la cuota de sus más de 5.000 afiliados.
En lo que sí coinciden todos los líderes sindicales es en que los sindicatos seguirán existiendo porque «son necesarios» y juegan un papel «fundamental» asesorando y ayudando a los trabajadores en temas como la mediación laboral que seguirán prestando aunque los cursos de formación se tengan que reducir.
Zorrilla explica que la falta de financiación se suple también con «compañeros que vienen a echarnos una mano de forma voluntaria». No duda en destacar que el «papel» de los sindicatos «está bastante poco reconocido» por lo que «resistiremos» a la espera de «mejores tiempos».
Para la secretaria general de UGT, María Jesús Cedrún, la situación es «dura» consecuencia de un intento del Gobierno «de cargarse a los sindicatos». Pero lo tiene claro: «No van a acabar con nosotros». El sindicato, que ha reducido el presupuesto para 2013 en un 18%, seguirá prestando programas de asistencia y asesoramiento pero «no con el mismo volumen». Vicente Arce Arce opina que el sindicalismo de clase es «el único cauce» para que la sociedad pueda manifestar sus quejas y, aunque el Gobierno «nos ha puesto en su punto de mira con la intención de dejarnos temblando, no vamos a desaparecer».
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