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GUILLERMO BALBONA
Lunes, 7 de enero 2013, 18:37
Espacio emblemático del arte cántabro, además de ventana de creadores nacionales, durante más de un cuarto de siglo la galería santanderina Siboney cerrará en breve su histórica sede de Castelar. La sala que ha hecho frente a la crisis con imaginación, renuncias puntuales a determinadas proyectos o a participar en ferias internacionales, pero manteniendo en todo momento la continuidad de su programación y el apoyo de a sus artistas, ha decidido el cambio de ubicación. Un ejercicio de austeridad, según el galerista, pero también una decisión lógica de supervivencia en un mercado convulso que está provocando el cierre masivo de galerías o su transformación. La sala, que estos días exhibe la última obra de uno de sus artistas de referencia, José Luis Mazarío, clausurará su espacio fundacional de Castelar y resistirá los embates de la situación económica desde un nuevo local en Santa Lucía, anexo al eje de Sol Cultural.
Tras 27 años y seis meses de programación ininterrumpida en el espacio de Puertochico, «ha llegado el momento del traslado para intentar ajustar la idea de galería a los tiempos actuales». Riancho asegura que en el presente «las herramientas informáticas y la facilidad del acceso a la información gracias a Internet, han modificado completamente los usos y las costumbres de los ciudadanos en general, y han modificado completamente la función de las galerías de arte, dentro del sistema artístico».
Hacia el final de la primavera de 1985 comenzaba la aventura de Siboney con Fernando Zamanillo y el propio Riancho al frente del espacio. El veterano galerista, ya en solitario, condujo Siboney a ser una de las galerías de arte contemporáneo más importantes a nivel nacional, cuyas comparecencias en ferias como ARCO se sucedieron durante casi dos décadas. En su reflexión, Juan Riancho destaca que «el tiempo y la experiencia fueron convirtiendo el proyecto en verdadera empresa, pues la generosidad y el espíritu de riesgo e incluso lo radical de los planteamientos estéticos se vieron paulatinamente atemperados por una visión del negocio cada vez más obligada y necesaria y, en consecuencia mejor, sin perder por ello la orientación apropiada dentro de las tendencias del arte actual».
La nueva etapa se iniciará a partir del próximo mes de marzo en el nuevo espacio, un local de menor tamaño, que se adapta a las necesidades actuales de formato. El renovado Siboney, pese a la reducción del espacio expositivo mantendrá la filosofía y las señas de identidad que han conformado el sello de una sala que ha destacado entre la nómina de las galerías de la periferia del arte española. Fuera de Barcelona y Madrid, Siboney ha sido puente y plataforma para numerosos creadores que se han proyectado al mercado desde el espacio santanderino.
Francisco Leiro y Antón Lamazares abrieron el programa de exposiciones en 1985 que se ha sucedido sin interrupción hasta este arranque de 2013. Otra fecha clave en la historia de la galería se sitúa en 1998 cuando Riancho inauguró la ampliación del espacio de Castelar con una exposición de Ross Blekner, Jonathan Lasker, Gary Shephan, Darío Urzay y Juan Uslé.
Hace apenas dos años, la sala santanderina celebrabra su veinticinco aniversario, consolidada como uno de los escaparates de la diversidad artística, los nuevos valores y las complicidades con otros espacios privados del arte nacional, como quedó demostrado en las ferias que fueron surgiendo en los noventa.
Siboney se inauguró un 11 de julio, aunque por querencias afrancesadas, su galerista siempre ha querido fijar como fecha de apertura el 14 de julio de 1985. El nombre surgió cuando ese año, el arquitecto que presentó la memoria del proyecto, y dada la localización del local, apuntó: «..sito en el número 7, de la calle Castelar, en el edificio conocido popularmente como el de Siboney...».
Hasta que vuelva a abrir ya en su nueva espacio, Siboney se habrá acercado a las 300 exposiciones tras participar con 21 stands en ARCO y acudir a más de setenta ferias con expositor propio, sumando ferias como Artelisboa, Frankfurt, Bruselas, Torino, Barcelona, Cáceres, Valencia y Sevilla, amén de Artesantander, donde además Riancho ha compartido las labores de dirección de la feria.
Otro hito de este recorrido se plasmó en la primera exposición de escultura contemporánea de la generación de escultores surgidos en la década de los 80: Juan Ruiz, Daniel Gutiérrez Adán, Miguel Ángel Lázaro y María Jesús Cueto.
La nómina de estas décadas sería interminable: Xesús Vázquez expuso por primera vez en 1985, hace 25 años, y Mazarío ya estaba presente en el primer stand de Siboney en su primera participación en una feria, hace 23 años.
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