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SARA TORRE
Martes, 7 de mayo 2013, 19:07
Un soplao de un metro cuadrado de superficie y medio metro de profundidad, aproximadamente, aparecido en la finca del número 73 del barrio de La Turbera, en Torres (Torrelavega), propiedad de Miguel Monfil, ha inquietado de nuevo a los vecinos, dos semanas después de que el Parlamento acordara instar al Gobierno regional, al Ayuntamiento de Torrelavega y al Estado a encargar un estudio a la Universidad de Cantabria y otras instituciones de prestigio para conocer el origen de las filtraciones de agua.
Algunos ni siquiera pueden conciliar el sueño desde que Monfil les comunicó que mientras pasaba por su parcela tranquilamente con un carretillo se percató de la existencia del socavón, alrededor del cual la tierra permanece húmeda y movediza.
Hasta el momento, en su domicilio, las filtraciones solo le habían causado algo de humedad en la parte trasera de la vivienda, y provenía de la parcela contigua a la suya, la de Epifanio Fernández, el vecino más afectado. Además no recuerda cuánto tiempo hace que cuida de su jardín, y nunca había sufrido ningún incidente. «Toda la vida llevo con esta finca», dice. «Antes, todo esto estaba lleno de flores y nunca ha pasado nada», añade. Aunque asegura que le encanta cuidar del jardín y reconoce que probablemente continuará segándolo, manifiesta que siente «miedo», especialmente porque este incidente le hace pensar más allá: «Te puede pasar dentro de casa y se va abajo». Una situación que se agravaría, según argumenta el vecino, en el caso de que suceda debajo de alguna columna. «O si ocurre en la zona de las torres de la luz», añade Maribel Gómez, otra vecina, que teme que en ese caso, la electricidad pueda causar graves daños tanto materiales como personales. El secretario y futuro concejal del Grupo Municipal Asamblea Ciudadana por Torrelavega (ACPT), Iván Martínez, se personó en sábado en el barrio para interesarse por el problema nada más enterarse de lo ocurrido y en la mañana de ayer, el concejal del PRC Jesús Sánchez también estuvo en la finca de Monfil. Ambos pidieron una solución definitiva a los problemas en La Turbera.
Tal y como está la situación, los vecinos no ven otra alternativa que esperar, pero temen que «esto se vaya a alargar demasiado». La propuesta del Parlamento de encargar un estudio, que salió adelante con el voto unánime de todos los grupos parlamentarios, da un plazo de tres meses para firmar ese acuerdo y encomienda a las administraciones aplicar después las soluciones que se planteen en el estudio. La iniciativa, presentada por el PRC y modificada con una enmienda del PP, quiere dar respuesta a un problema que los regionalistas achacan al pozo de la antigua mina de Azsa en Reocín, que representa hoy «la segunda mayor concentración de agua de Cantabria, por detrás del embalse del Ebro», según ha asegurado el diputado Javier López Marcano (PRC).
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