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NACHO CAVIA
Jueves, 23 de mayo 2013, 11:32
María Dolores López y José Luis Azcona, el matrimonio que perdió su vivienda en Sovilla (San Felices de Buelna) durante los temporales de principios de año, tienen claro que quieren volver a su casa a pasar el resto de la vida que les queda. A poco más de un mes de tener que abandonar el piso donde viven de alquiler, ambos insisten en que su intención es volver a levantar su casa, arrasada por el temporal y demolida ante el peligro de ruina inminente. Y vivir en ella aunque sea, al principio, «en mínimas condiciones».
Los pocos muros que han quedado los han aprovechado como cimiento de lo que aún solo es una intención, volver a vivir en esa casa. Pero para ello necesitan ayuda y esa ha sido la razón para abrir una cuenta en la oficina de Caja Cantabria en San Felices. Además, han solicitado el apoyo de todas las personas que quieran y puedan prestarles ayuda material o humana. «Cualquier dinero, material de obra o ayuda profesional nos vendrá bien porque nuestros ingresos son mínimos».
Ya han recibido las primeras ayudas y están agradecidos «a tantas personas que nos han ayudado, que nos fían su trabajo y material, familias que nos acogen y nos dan ánimos, al Ayuntamiento de San Felices y vecinos que deja su tiempo y esfuerzo aquí». Y lo que hay que pagar, lo pagan, como pueden, pero tienen claro que no defraudarán a nadie.
Tienen prisa, porque en poco más de un mes se quedarán en la calle, sin más propiedad que el solar donde se levantó su casa. El seguro no se ha hecho cargo de nada «y no podemos permitirnos pagar un alquiler junto a la hipoteca que ya estamos abonando, así que volveremos a nuestra casa como sea». Sobre el seguro se preguntan el por qué no tienen derecho a nada «cuándo a la hora de firmar y pagar cada mes nada se dijo». José Luis explica que el seguro se acoge a que la casa estaba en mal estado, «¿y entonces por qué nos firmaron el seguro?», pregunta.
Pero a pesar de no tener nada, la pareja prefiere mirar al futuro. «Cuando nos denegaron el seguro fue el peor día de mi vida, no teníamos nada y se me venía el mundo encima, pero decidí salir a la calle y pedir una ayuda a mis vecinos», decía María Dolores.
La respuesta fue tan buena que pudieron comprar cemento y ladrillos para, después de limpiar el solar, empezar a asentar los muros. Lo primero ha sido desescombrar, y en ello siguen, con ayuda de un profesional que ha aportado una pala para trasladar los escombros al punto limpio. La cocina es la única habitación que, más o menos, queda en pie. El resto, será volver a empezar.
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