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ZIGOR ALDAMA
Viernes, 21 de junio 2013, 19:19
Todos los veranos, una extraña plaga asola China. Las autoridades advierten sobre la llegada de seres mucho más molestos que los mosquitos, pero poco pueden hacer sus víctimas para evitarlos. Están por todas partes y asaltan en los lugares más concurridos. De hecho, el transporte público en hora punta es su hábitat preferido. Porque sus presas no pueden moverse y ellos pasan desapercibidos durante el ataque. Son los sobones.
Un año más, ciudades como Pekín o Shanghái han pedido a sus ciudadanas que vistan recatadas para evitar que las manos de pervertidos se cuelen donde no deben. Y, una vez más, esta sugerencia ha provocado la indignación de quienes consideran que estos consejos coartan la libertad de las mujeres y elevan a la enésima potencia el machismo que impera en estamentos oficiales. «Lo que tendrían que hacer es endurecer las penas por estos abusos sexuales, cada vez más habituales», bramaba una usuaria de Weibo, el Twitter chino, en el ciberespacio. «En Japón, entre 1.500 y 1.800 hombres son arrestados por delitos similares, y pasan hasta seis meses en la cárcel».
Otras, sin embargo, han decidido crear un curioso remedio: unas medias que simulan piernas peludas, más propias de un gorila que de una mujer que luce minifalda. «Se les quitarán las ganas de tocarnos», comentaba la internauta que ha tenido la ocurrencia, y que se hace llamar Happy Zhang Jiang. Para probar su efectividad, Zhang publicó una fotografía en la que, efectivamente, se ven unas pantorrillas llenas de pelos acabadas en unos pies completamente exentos de vello. «No sé si servirá para proteger del magreo, pero puede convertirse en el último grito de la moda», ironizaba un hombre en uno de los miles de comentarios que recibió la imagen.
Muchos consideran que se trata de una broma y que la imagen pertenece a unas piernas reales, pero este periódico confirmó ayer la existencia de varios comercios electrónicos del portal Taobao.com que tienen a la venta estas peculiares medias. El responsable de uno de esos establecimientos asegura que se fabrican a medida con pelo real o sintético.
En cualquier caso, el asunto ha conseguido poner de actualidad un problema recurrente, que queda patente con dramáticos casos reales. Como el de Zhao, un hombre que fue testigo de cómo un compatriota manoseaba a una joven en el metro de Pekín. «Traté de empujarlo discretamente, pero no funcionó. Así que al final le grité que, si la chica llamaba a la Policía, yo sería testigo». El acosador cedió y otra mujer le dio las gracias por haber intervenido. Pero a la salida del metro, el hombre persiguió a Zhao para darle una paliza a plena luz del día. «¡No es asunto tuyo!», le espetó. Las cámaras de seguridad grabaron la escena, y revelaron que nadie acudió en su auxilio. Sólo miraban.
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