Los hermanos de La Salle dejan de vivir en su centro de Los Corrales

La Salle ha decidido unificar sus dos comunidades en Cantabria, la de Santander y la de Los Corrales de Buelna, una decisión que no afectará a la labor educativa pero sí a los hermanos lasalianos que dejarán de vivir en el histórico edificio que tiene la congregación en Los Corrales. Tras 123 años de presencia en el municipio, La Salle afronta la realidad que afecta a otras comunidades religiosas, el menor número de vocaciones, sin la menor intención de que esa medida afecte a su centenaria tarea educativa en el valle.

No se prevén cambios en la dirección del centro, ocupada por el hermano Óscar Cordovilla, pero sí en la dirección de una comunidad religiosa que desaparece, dirigida hasta ahora por el también hermano Pedro Río, que se trasladará a Valladolid, desde donde vino a Cantabria.

Junto con los otros dos religiosos del centro corraliego, uno de ellos jubilado, vivirán en Santander, desplazándose cada día a Los Corrales.

La noticia la trajo el hermano Andrés Corcuera, Provincial Auxiliar del Sector La Salle de Valladolid, quien informó al claustro del Centro Juan Bautista sobre la variación propuesta de cara el próximo curso. Según informaba tras esa reunión Pedro Río, los hermanos de La Salle «pasan por un fenómeno común a todas las instituciones y propio de los tiempos que nos toca vivir, la reestructuración». Este fenómeno, explicó «no afectará al colegio como tal, sino a los hermanos que constituían la comunidad corraliega». Y su única intención, dijo, «es fortalecer la presencia de La Salle en Cantabria», uniendo en una casa la decena de hermanos en la región.

A partir del próximo curso, las dos comunidades lasalianas que hay en Cantabria, la de Los Corrales y la de Santander, constituirán una sola comunidad, ubicada en Santander.

Como decía el propio Pedro Río, con una solera de 123 años, los hermanos «siguen apostando por Los Corrales y, por eso mismo, siguen presentes en su misión educativa, una misión que ahora comparten con todo el claustro que hace posible el carisma educativo de los centros La Salle». Un claustro en el que tampoco habrá cambios, manteniendo la veintena de seglares que completan la tarea educativa en un centro que ofrece desde Educación Infantil a Secundaria o Formación Profesional para un millar de alumnos.