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ABEL VERANO
Martes, 13 de agosto 2013, 02:36
La protesta de los vecinos del barrio castreño de Los Marineros, que reunieron 230 firmas contra las consecuencias del botellón que sufren cada fin de semana, ha tenido un efecto inmediato. Sin ir más lejos, el pasado sábado, la Policía Local, junto a efectivos de la Guardia Civil de Castro, intensificaron su presencia en las inmediaciones de las viviendas de los afectados.
De hecho, hubo varios grupos de jóvenes que fueron desplazados a otros lugares en los que no molestarían a los vecinos, según señaló ayer el sargento-jefe de la Policía Local, Domingo Lázaro García, que reconoció que este sábado se presentaron a una hora más temprana para disuadir a los grupos de jóvenes que practican el botellón en el Pedregal o el barrio de Los Marineros. Asimismo, los agentes intervinieron en las proximidades de la iglesia de Santa María por otro botellón y tras la llamada de un concejal.
Además de enviarlos a zonas como La Atalaya, donde no hay viviendas, los agentes les advirtieron de las posibles multas a las que tendrían que hacer frente en caso de provocar molestias a los vecinos de la zona. «Es difícil controlarlos a todos, porque se van moviendo de un sitio a otro. Pero por lo menos intentamos que no molesten a los vecinos. Y no podemos denunciar de forma masiva. Tiene que ser de forma razonable. Las actuaciones de la Policía Local tienen que ser proporcionadas», señaló el jefe de la Policía.
Tras la intervención de este fin de semana, los vecinos afectados no ocultaron su satisfacción por la «tranquilidad que no teníamos desde hace tiempo». Rosa Helguera, la promotora de la recogida de firmas, reconoció el esfuerzo de la Policía Local y la Guardia Civil, al tiempo que deseó que se mantenga en el tiempo. «De nada sirve que este fin de semana hayan estado controlando a los chavales, si luego la siguen haciendo otro fin de semana».
La Marmita
Superado el pasado fin de semana, los vecinos del barrio de Los Marineros ya piensan en la madrugada del 15 de agosto, día de La Marmita, la fiesta más multitudinaria de jóvenes de cuantas hay en el municipio y en la que «no falta el macrobotellón», como señalan los propios vecinos. Rosa espera que no ocurra lo del año pasado, en el que no se pudo dormir hasta las cinco y media. «Espero que la Policía local intervenga». Y así está previsto, según confirmó ayer a este periódico el sargento-jefe. «La previsión es reforzar el servicio y establecer varios puntos claves que nos permitan controlar a la mayoría de los jóvenes que participan en esta fiesta. Lo que les indicamos es que no alteren el orden público para que todo transcurra con normalidad».
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