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MARCOS MENOCAL
Viernes, 6 de septiembre 2013, 17:31
«Jugar sobre hierba artificial no es una excusa». Palabra de Paco Fernández, entrenador del Racing. Los cántabros entrenaron ayer sobre esta superficie en el campo del Club Deportivo Monte para adaptarse a lo que se van a encontrar el próximo domingo en su visita al estadio del Guijuelo (12.00 horas) y, posteriormente, el miércoles (19.00 horas) frente al Hospitalet, en su estreno en la Copa del Rey. Será una situación extraordinaria, ya que tan sólo se repetirá una vez más a lo largo de todo el campeonato liguero, ante el Tropezón. Ninguno de los 17 equipos restantes con los que se ha de enfrentar el conjunto santanderino en el Grupo I de Segunda División B -exceptuando a los 'charros' y a los de Tanos- juega sobre esta moderna superficie.
«En el aspecto táctico no influye y menos en un campo como el del Guijuelo que es nuevo y de grandes dimensiones», añadió el técnico. Por lo tanto, «no puede servir de excusa». No obstante, en el aspecto físico «sí conlleva una aclimatación», subraya José María Lana, preparador racinguista de esta materia. El fútbol se juega igual, pero existen una serie de factores a los que hay que saber adelantarse. «El organismo se adapta a lo que le das», indica Lana. Por esa circunstancia, el equipo local siempre parte con cierta ventaja. «Están más acostumbrados, está claro», coinciden los miembros del cuerpo técnico.
Actualmente, la hierba artificial ha sufrido grandes progresos. El césped en el que se jugará el partido del próximo domingo pertenece a la última generación y nada tiene que ver con las primeras creaciones surgidas en los años 90. «Cuando yo jugaba en el Hospitalet, en Segunda B -precisamente el primer rival copero-, los campos eran mucho más duros y si te caías te abrasabas porque la hierba era como lija», recuerda Oriol, que, incluso, se lesionó de gravedad sobre aquel terreno de juego. «Me partí el tobillo en un giro».
En Guijuelo el Racing jugará sobre el último grito en este tipo de materiales. Aún así, existen dos apartados en los que, a pesar de los adelantos tecnológicos, no se han podido conseguir los resultados que se buscaban. «Al ser más duro, el bote del balón es distinto e influye si está mojado o seco. Si lo riegan o llueve, el balón sale disparado cuando bota y si está seco, se frena», explica Oriol.
Durante el entrenamiento de ayer, la plantilla realizó un simulacro de partido. Y sí, el bote del balón es distinto. Un ensayo lo más parecido al choque con los salmantinos de la próxima jornada. Los futbolistas tomaron medidas, ajustaron tiempos de reacción en labores defensivas y buscaron tomarle el pulso a la reacción del esférico cuando entra en contacto con la superficie tras un pase largo.
Castigo muscular
El otro aspecto en el que influye es muscular. Los músculos y las articulaciones actúan de modo diferente cuando se corre por una superficie como la del domingo y el miércoles a como lo hacen sobre hierba natural. «Hemos querido entrenar sólo hoy (por ayer) en Monte y no desde el principio de la semana porque tampoco tiene sentido. Puedes cargar mucho a los futbolistas», afirma Fernández. «Se realiza una vuelta a la calma más larga para que muscularmente se recuperen mejor después del trabajo», concluye Lana.
Por otro lado, cuando se juega sobre estos campos las botas y la indumentaria del portero suele cambiar. «Todas serán de tacos de goma. No puede ser de otra manera. Ni siquiera existe la posibilidad de las botas mixtas que tienen goma y aluminio. Hasta el portero llevará goma», afirma con rotundidad Manuel San Juan, utillero. Los guardametas, además de cambiar de botas también -a elección del protagonista- pueden optar por jugar con pantalones largos. «Por evitar golpes o rasponazos», indica Pinillos, entrenador de porteros.
De Finlandia a Guijuelo
6 de octubre de 2008. Helsinki. El Racing tan sólo ha jugado una vez sobre hierba artificial en sus cien años de historia y fue en su estreno a domicilio en la Copa de la UEFA. Después de vencer por 1 a 0 en su enfrentamiento contra el FC Honka en El Sardinero, los cántabros viajaron a la capital finlandesa para el partido de vuelta y jugaron sobre esta moderna superficie. En los países nórdicos las bajas temperaturas impiden el mantenimiento óptimo de la hierba natural y los nuevos materiales se han convertido en imprescindibles.
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