Potes despide a García de Enterría, «un hombre que siempre quiso a Liébana»

«Era un hombre muy sabio, pero a la vez humilde y sencillo». Así definió ayer al jurista Eduardo García de Enterría, fallecido el pasado lunes en Madrid, el franciscano Victorio Zabalgogeascoa, que presidió en la iglesia parroquial de San Vicente Mártir el funeral de cuerpo presente por el prestigioso jurista de raíces lebaniegas, que siempre estuvo vinculado a la comarca. El féretro llegó a Potes poco antes de las seis de la tarde. La viuda de García de Enterría, Amparo, sus hijos, nietos, familiares, amigos, y lebaniegos, acompañaron el féretro hasta el interior de la iglesia parroquial de San Vicente Mártir. En el funeral no hubo presencia de autoridades regionales, aunque asistieron como representación local Vicente Vélez, alcalde de Pesaguero, y concejales del Ayuntamiento de Potes. Mariano Linares, presidente de Editorial Cantabria, también estuvo presente en el funeral.

Durante la homilía, el franciscano Zabalgogeascoa manifestó que «ese recuerdo, cariño y entrega que durante tantos años nos ha regalado Eduardo, sigue vivo entre nosotros» y señaló «su profundo amor por Liébana, una tierra que siempre tuvo en el corazón y que cuando sus obligaciones se lo permitían no dudaba en venir a disfrutar de esta bella naturaleza, que siempre la vio con ojos y un corazón sensible».

El franciscano destacó las visitas que el jurista realizaba al monasterio. «Era un hombre creyente, que siempre encontraba un momento para subir a Santo Toribio y postrarse ante la Cruz, valorando el mensaje que se daba a los cientos de peregrinos que llegan al monasterio lebaniego». Finalmente, definió a Eduardo como «una persona de gran humildad y sencillez, un hombre que quiso de una forma muy especial a su tierra lebaniega».

Al concluir la ceremonia religiosa, el féretro fue conducido hasta el cementerio de Potes, donde el jurista lebaniego recibió cristiana sepultura en el panteón familiar.

Eduardo García de Enterría fue un lebaniego comprometido con su tierra. El jurista escribió en 1994 el libro 'Liébana. Tierra para volver'. En sus páginas se puede ver el cariño que profesaba a la tierra de sus ancestros, donde reconocía que «a cualquier persona que tenga la ocasión de contemplar esta tierra desde el aire, como yo he tenido la fortuna de hacerlo más de una vez, Liébana se parece con una nitidez y una singularidad precisas, como salida directamente de las manos de Dios».

Eduardo García de Enterría falleció después de una vida fecunda de gran actividad profesional, pero sus palabras demuestran su profundo cariño hacia Potes y el resto de Liébana, donde descansa ya para siempre, frente a esos Picos de Europa que ayer en su sepelio se recortaban al atardecer en el horizonte.