El regalo de la abuela

Con aquella foto familiar del Rey, el Príncipe y la infanta Leonor, la Casa Real estaba marcando distancias. Ellos, por un lado. Y, por el otro, los demás. Aunque eso es un eufemismo, porque los 'demás' son realmente Urgandarin y familia. ¿Y en medio? El eslabón que une a la familia, la Reina, que hace ejercicios de equilibrista para conciliar la vida pública y la familiar. Porque para ella, familia son todos. Prueba de ello es el viaje relámpago que ha hecho este fin de semana a Ginebra para el cumpleaños de su nieto Juan Valentín, el hijo mayor de los duques de Palma, que el domingo sopló 14 velas. El viaje estaba programado antes de que el Rey fuese operado de la cadera. La acompañó Froilán, el hijo de la infanta Elena, y el más díscolo de los nietos. Aunque con la Reina parece entenderse de maravilla.

Más allá de la buena relación entre abuela y nieto, este viaje pone de manifiesto, nuevamente, que la Reina sigue apoyando incondicionalmente a la infanta Cristina. En diciembre de 2011, coincidiendo con la investigación del 'caso Urdangarin', visitó a su hija y a su yerno en Washington, una visita que generó cierta polémica y que fue retratada en la portada de las revistas.

Doña Sofía es la que más próxima se muestra a los duques de Palma, alejados de las tareas oficiales a raíz de la imputación de Iñaki Urdangarin. A saber lo que harán en privado, pero en público ni al Rey ni a los Príncipes de Asturias se les pilla en un 'renuncio' y se mantienen a una más que prudente distancia. Para hacerlo todo más sencillo ellos mismos han puesto tierra de por medio y en verano la infanta Cristina y sus cuatro hijos se mudaron a Suiza. Urdangarin sigue viviendo oficialmente en Barcelona, aunque pasa todo el tiempo que puede con su familia en el ático de lujo que habitan en la aristocrática Rue des Grandes.