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La humilde haba que se introdujo en un principio dentro de las tortas o roscones pasó de significar buena suerte a todo lo contrario. / DM
De las saturnales al roscón
HISTORIA Y GASTRONOMÍA

De las saturnales al roscón

Las tortas del Imperio Romano comenzaron llevando un haba

JAIME NUÑO GONZÁLEZ HISTORIADOR

Sábado, 4 de enero 2014, 09:30

Semana larga de fiesta continua, para muchos incluso de vacaciones, con comilonas y grandes tragos, regalos entre amigos y parientes, cestas con exquisiteces gastronómicas para los empleados -¡oh tiempos!, ¡oh costumbres!-, chanza, jolgorio, bromas, disfraces, tiempos viejos que se dejan atrás y tiempos nuevos que llegan con esperanza: ¿Navidad?, sí, claro, pero antes que la Navidad las Saturnales.

Los romanos, como gente que era muy dada a la innovación y con capacidad de emprendimiento, que se dice ahora, fueron los inventores y sobre todo los impulsores de algunas de las fiestas con mayor tradición en el mundo, aunque fueran revestidas después, para su supervivencia y control, con el más austero hábito del cristianismo. Pero este hábito, como el del monje, tampoco ha sabido de ocultar lo que hay debajo, aflorando cada vez más un tono de nueva paganización.

Nacimiento del sol

La antigua Roma celebraba el ocaso del sol y su renacer en honor del dios que controlaba el tiempo, Saturno, y lo hacía en los días en torno al 25 de diciembre, que era el del nacimiento del Sol. Este viejo dios, también muy vinculado a la agricultura, habría dominado el mundo en un tiempo donde los hombres eran iguales y vivían prácticamente sin trabajar, dada la gran abundancia que Saturno los procuraba. Había sido una verdadera edad de oro, rememorada con mucha añoranza y gran devoción hacia tan benevolente divinidad.

Bullicio

Durante estas fechas el romano (y la romana) se entregaban con fervor al bullicio, e incluso los esclavos recibían durante tales días un trato mucho más liberal, pudiendo criticar o reprender a sus amos -como recuerda Horacio que le ocurrió a él- y dándose el caso en el que algunos llegaban a intercambiar el papel con sus amos. Era especialmente la fiesta de los esclavos, en memoria de los tiempos en que los hombres habían sido iguales. Ciertos emperadores quisieron reducir tanta fiesta seguida sin doblar el riñón -que las arcas se resentían con tanto puente-, pero el pueblo, que por entonces pintaba mucho, no estaba para tales recortes y la cosa quedó como estaba.

Después, durante el Bajo Imperio, el cristianismo ya oficializado trató de combatir tan licenciosas costumbres, pero ante un nuevo fracaso optó por encubrirlas con su propia liturgia y así el nacimiento del Sol se convirtió en el nacimiento de Cristo, el desmadre se llamó Nochevieja y para las bromas se institucionalizó el día de los Santos Inocentes.

La parte más carnavalesca de estas fiestas también sobrevivió y lo continúa haciendo en algunos pequeños pueblos de la geografía española en forma de zangarrones, mazarrones, zurriagos, guirrios, vijaneras y otros eventos de nombres igualmente sonoros.

Tontolaba

¿Y el tontolaba, qué pinta aquí? Pues resulta que dentro de aquellas Saturnales era habitual hacer unas tortas a base de higos, dátiles y otras frutas, aderezadas con miel, que se repartían entre los amigos, familiares y los esclavos propios o cercanos.

Poco a poco se fue generalizando la costumbre de meter dentro un haba seca, como signo de buena suerte para quien la encontraba, que entonces era nombrado rey de la fiesta o rey de reyes y 'gobernaba', a su antojo, durante uno o varios días, siempre en tono burlesco. La cosa venía muy al pelo para que esa torta o rosca pasara a ser el postre oficial de la cristiana festividad de los Reyes Magos, es decir, para convertirse en el Roscón de Reyes.

Durante la Edad Media hay testimonios en España que hablan de esta vieja tradición, tanto en el lado cristiano como en el musulmán, persistiendo la figura del 'rey del haba' como personaje respetado e incluso muy deseado por algunos, costumbre que aún se documentaba en Madrid en 1835, para asombro de algún viajero británico.

Figuritas y dinero

Con el paso del tiempo, ya en épocas bastante recientes, el roscón empezó a admitir en su interior figuritas diversas e incluso dinero, pasando la humilde haba de significar buena suerte a todo lo contrario, y su afortunado descubridor de ser el rey de la fiesta, agasajado por todos, a ser el pagano de la misma, es decir 'el tonto del haba' o 'tontolaba', que suena aún más despectivo.

Es pues una simple haba testimonio histórico -como existen muchos otros- de que las verdades no son eternas y de que los valores y honores mudan con los tiempos.

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