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Beatriz de Orléans (hace tiempo que no tiene edad), es madre de cuatro hijos y abuela de una decena de nietos. / TELEPRESS
'Pginsesa' de lo exquisito
Beatriz de Orléans

'Pginsesa' de lo exquisito

Insiste en su apología del lujo con la publicación de un nuevo libro

ARANTZA FURUNDARENA

Sábado, 18 de enero 2014, 01:42

Apenas ha divisado un brote verde, la princesa Béatrice d'Orléans (Beatriz de Orléans para sus amigos de este lado de los Pirineos) se ha lanzado a publicar un libro que propone sin complejos: «Disfruta de una experiencia de lujo». Ni en lo peor de la crisis ha reprimido esta parisina su afán por predicar lo exquisito. «Porque el lujo -no se cansa de decirlo- no tiene que ver con el dinero, sino con lo bien hecho, con la calidad y la cultura». Más de cien propuestas exclusivas (algunas caras, otras más asequibles) ha recogido la fundadora y presidenta de honor de la Asociación Española del Lujo en su quinto libro. Entre ellas, pasar un día literario en el castillo de Montecristo, asistir a un concierto en Berlín «por el precio de un café», alquilar una isla entera en el abulense embalse de Burguillo, cruzar el puente de Mostar, contemplar el cielo de Madrid... O disfrutar de un concierto privado en el palacio portugués de Cadaval, propiedad de la familia de la esposa de su hijo mayor.

La 'pginsesa' como la llaman cariñosamente las 'socialités' españolas en alusión a su pronunciado acento francés (pese a llevar cuarenta años en España), compagina estos días la promoción de su nuevo libro con los viajes a Alemania para participar en los preparativos del enlace de su hijo menor, Francisco, de 31 años, que en verano se casará en Múnich con la aristócrata Teresa von Einsiedel, de 29, «una delicada figura de porcelana de Saxe», en palabras de su futura suegra. Beatriz mantiene el título pese a estar separada desde hace años de Miguel de Orléans, porque dice sentirse legalmente casada, «ya que el matrimonio es una ley moral». Y como Orléans militante, ha celebrado la devolución a la familia de un patrimonio que su suegro («no os dejaré más que odio y lágrimas», dijo al morir) había negado a sus 9 hijos, entre ellos el exmarido de Beatriz. Ahora el gobierno francés ha devuelto a los Orléans, entre otros valiosos objetos, el cuaderno de dibujo del Rey Sol o una mesa de María Antonieta.

Hija de marqués, nacida en un castillo francés del siglo XVIII y educada «en la austeridad y la cultura», Beatriz de Orléans es a sus 'taitantos' (hace tiempo que no tiene edad) madre de cuatro hijos y abuela de una decena de nietos. Su primogénito, Carlos Felipe, muy amigo del Príncipe Felipe, que es el padrino de su hija mayor, es el aspirante de los Orléans a la corona de Francia. Y su madre, que no se muerde la lengua, ya ha declarado que «a Luis Alfonso de Borbón le tengo mucho cariño y es muy buen niño, pero no está obrando bien».

Las patas de gallo

Esta mujer menuda y de ojos claros («a cierta edad a las mujeres solo nos quedan los ojos y las piernas»), que admite haber pespunteado la piel de su cuello con hilo de oro y utilizar botox, pero que no se quitará jamás las patas de gallo «para no perder la expresividad de la mirada y porque a las arrugas hay que darles vida, no taparlas», fue la primera consejera delegada de un empresa en España, la casa Dior, y fue distinguida en su país con la Legión de Honor («soy la primera Orléans que lo consigue») por su promoción del lujo francés en España. Cita con soltura a Platón o Nietzsche, relee a Balzac y opina, como Sócrates, que «la bondad es el mayor signo de inteligencia». Adicta a la moda, de John Galliano le gusta todo. Hasta los andares. «Tiene sangre andaluza y ya sabe que los hombres del sur mueven el pompis de una forma especial», le confesó una vez a esta periodista. Pero en lo concerniente a comida, practica la macrobiótica. «Mi sangre antes estaba llena de chorizo, bacon y gin tonic, pero desde que como sano me encuentro mucho mejor».

Presume Beatriz de ser capaz de «oler a un nuevo rico a kilómetros». Su permanente batalla contra la ordinariez la llevó a criticar a Victoria Beckham y a denunciar las galas solidarias. «¡Una falsificación total! -denuncia-. No me creo que una obra benéfica necesite a toda esa gente para salir en la prensa. Total, para recaudar tres duros». Ya lo dice ella misma: «ser princesa te da privilegios y también palos. Es como una ducha escocesa». Seductora confesa («me encanta jugar, y no me aburro jamás») esta mujer cuyo mayor lujo es «un paseo con mi perro por un bosquecillo cercano a mi casa de San Pedro de Alcántara», considera su marcado acento gabacho «¡un hogog!». Pero promete limarlo repitiendo muchas veces: «El pego de San Goque no tiene gabo».

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