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MIGUEL ÁNGEL ALFONSO
Sábado, 18 de enero 2014, 09:55
Ya la conocen como la 'Chicote' de las empresas. Y es que Beatriz de la Iglesia no se anda con rodeos a la hora de rescatar 'Negocios al límite', el programa que estrena mañana Cuatro (21.30 horas). Su amplia experiencia como asesora de multinacionales y pymes se trasladará a propietarios y empleados de peluquerías, gimnasios y comercios familiares que necesitan urgentemente salir del apuro. En todos los casos que se abordan «la que hay liada es tremenda».
- Se la ve muy suelta para ser su primera experiencia televisiva.
- Para mí ha sido un reto personal. Es la primera vez que salgo en la tele y la 'coach' ha acabado siendo la que aprende. Pero al fin y al cabo es lo mismo que hago a diario, lo único que cambia son las cámaras.
- ¿A qué problemas se enfrentan los negocios que visita?
- Los propietarios y los empleados no escuchan a sus clientes. Tampoco hacen autocrítica, se resisten a darse cuenta de lo que hacen mal. Es lo que más me ha costado trabajar. Mucha gente monta negocios de forma kamikaze, sin preparación alguna e implicando a toda la familia. Y al final la que hay liada es tremenda.
- ¿Confían en usted desde el principio?
- A veces me maquillan todo el rato lo que es obvio, me dicen que su negocio va bien y resulta que no es verdad. ¡Me han llegado a desesperar!
- Más de una vez se habrá llevado las manos a la cabeza.
- ¡Siempre! Cuando llego les debo caer fatal. Lo primero que hago es observar y presentarles la opinión de sus clientes. Y pese al golpe de realidad a veces se me rebelan y se niegan a colaborar. La cosa mejora cuando se reforma el negocio para hacer un cambio de imagen, hacemos también una promoción para que los clientes sepan que algo está cambiando en ese negocio, y luego se hace una reinauguración.
- ¿Ha sido usted muy dura con los propietarios de los negocios?
- Yo no soy especialmente dura. Pero sí que me he tenido que poner bastante seria porque ha habido momentos muy tensos. Se me han puesto bastante bravos. Pero también hay momentos de mucho humor e ilusión. Al fin y al cabo estás tratando con personas al límite.
- ¿Cree que en España, en general, tenemos una cultura empresarial sana?
- Las pequeñas empresas se montan con toda el alma puesta en ellas. Lo que se echa en falta en muchos de los casos es una formación empresarial. Los negocios que he tratado se han montado tras mucho sacrificio y con toda la pasión, y ya solo eso para mí es sinónimo de una cultura empresarial sana.
También ha fracasado
- ¿Alguna vez en su vida profesional se ha visto usted al límite?
- Varias veces. En mi vida profesional he triunfado y he fracasado, he tenido negocios desde que tenía 17 años. En vez de deprimirme, para mí el fracaso siempre lo he visto como una oportunidad para mejorar. Lo normal es que el éxito suela estar precedido del fracaso.
- ¿Qué consejo le daría a los emprendedores?
- Que estudien bien el sector al que van a entrar. Que busquen la excelencia y, sobre todo, que aporten un valor diferenciador que les distinga de la competencia, que les haga diferentes. Si pones todo tu empeño en lo que haces, vas a ser único, vendas lo que vendas.
- También contarán con la presencia de expertos, ¿no?
- Claro, porque hay sectores que no domino. Por ejemplo, cuando visitamos una peluquería invité a Alberto Cerdán, que es un peluquero con prestigio internacional. Y es gracioso porque Diego, el dueño, incluso se atrevió a ponerse a discutir con él, a retarle. Fue bastante surrealista.
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