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F. A.
Miércoles, 12 de marzo 2014, 12:09
Paulina Rubio cubierta con sus grandes gafas de sol y esposada en un aeropuerto, entrando en la parte de atrás de un coche patrulla enseñando sus delgadísimas piernas y gritando «soy inocente» con su acento mezcla de mariachi y 'raver' de ruta. Quizá eso sea lo que único que nos queda por ver de la cantante mexicana. Pero ahora puede ocurrir. Después de entrar y salir de casi todas las ensaladas legales posibles, se ha publicado que Ana Rosa Quintana, a través de Cuarzo, su productora de televisión, ha pedido que alguien ponga a la ciclónica rubia a disposición judicial en cuanto ponga un pie en España. El objetivo no es otro que conseguir que pague los 45.000 euros que supuestamente le debe la cantante a la presentadora.
AR y 'Pau', esas dos mujeres titánicas, llevan años revolcándose en el barro de los juicios. Empezó primero la rubia cuando en 2005 denunció a Cuarzo porque en el programa de televisión apareció una presunta colaboradora suya diciendo que ella era lesbiana y que no había apoyado a Ricardo Bofil, su ex, en los supuestos tratamientos de desintoxicación. Tiempo después, los tribunales le dieron la razón a la productora y condenaron a la mexicana a pagar 45.000 euros por las costas de un juicio que hoy sigue dando que hablar.
Es justamente esta cantidad -que para cualquiera de las dos estrellas es auténtica 'calderilla'- la que ha vuelto a los titulares. Según revela 'El Confidencial', los abogados de Ana Rosa Quintana interpusieron una demanda por impago el pasado mes de diciembre que se saldó con un juicio el pasado día 25 de febrero en el que la cantante estaba imputada por «insolvencia punible». Paulina Rubia, al parecer, ni siquiera se presentó. Ahora, la estrategia de la presentadora se basa en que la cantante se las vea con la justicia en la pista del aeropuerto y que además intervenga la Tesorería de la Seguridad Social y la Embajada de México. Casi nada.
No es la única pendencia de la rubia y los jueces. Recientemente, su 'ex' Nicolás Vallejo Nájera la ha denunciado por someterle a estrés emocional. Con semejante agenda judicial por delante, Paulina Rubio va a tener que comprarse un cojín cómodo para el banquillo. Si es que no lo tiene ya.
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