Las vacaciones de nuestra vida: de ahorrar mes a mes a pagar el hotel a plazos
Así ha cambiado nuestra forma de afrontar este gasto que, según el Observatorio Cetelem, este año costará unos 1.300 euros por persona
Estamos en esas fechas en las que no hacemos más que ver fotos de conocidos de vacaciones. Y no precisamente en el pueblo de los ... abuelos, sino en destinos remotos, desde los arrozales de Vietnam a la Quinta Avenida de Nueva York, pasando por el glaciar Perito Moreno de Argentina, los restos del Muro de Berlín y las fábricas de chocolate de Suiza. ¿Es que nadie se ha quedado este año en casa? Pues parece ser que no. Quien más y quien menos se ha organizado para largarse unos días sin mirar atrás... ni la cartera.
Es el verano del 'carpe diem', del ya vendrá septiembre, pero todavía es julio, y del sálvese quien pueda. Hasta en el Banco de España lo saben. En su despedida como economista jefe, Ángel Gavilán lo dijo claro: la intención de gasto de los particulares en vacaciones está disparada por encima, incluso, de los niveles del desconfinamiento.
¿Y cuál es el problema? Pues que realmente no tenemos ese dinero que nos queremos gastar. O al menos no la liquidez necesaria para hacerlo. Y aun así vamos con todo. La Organización de Consumidores y Usuarios dice que estas van a ser las vacaciones más caras de la historia. No se equivocan, aunque también es verdad que la situación se repite cada temporada. El gasto medio previsto por persona para este periodo ronda los 1.300 euros según el Observatorio Cetelem. Y un tercio de ese dinero se lo lleva el alojamiento, que se ha encarecido considerablemente en los últimos tiempos.
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Volvamos a esas fotos con que nos bombardean en el WhatsApp y en redes sociales. Es posible que tres de cada diez sean producto de haber pedido un crédito al consumo, que son esos préstamos personales que las entidades financieras nos dan para gastos como la compra de un coche, una obra en casa... o irnos de vacaciones. El último barómetro de Asufin, la Asociación de Usuarios Financieros, detectó un crecimiento de más del 4% en las peticiones de estos productos a principios de año, justo cuando empezamos a plantearnos qué hacer en julio, agosto y septiembre. Casi el 35% de los españoles declaraba que iba a pedirse uno, «el mayor repunte en la demanda en cinco años», subrayan desde la agrupación.
Bombardeo emocional
No todas las familias los van a dedicar a viajes, eso es verdad. Pero el número de los que sí es interesante: un 16% del total. Hace dos años solo uno de cada diez iba destinado a este capítulo. ¿Qué está pasando? «Cuando llegan estas fechas, nos gusta tener de todo y hacer de todo», apunta Elisabet Ruiz Dotres, profesora de Economía y Empresa en la Universitat Oberta de Catalunya. Y las redes sociales nos influyen más de lo que creemos en esto. Recordemos que les dedicamos nada menos que 46 minutos de media ¡cada día! «Nos lanzan continuamente mensajes de que compremos y consumamos, nos enseñan vacaciones fantásticas de otra gente...»
– Y caemos.
– Claro. Están usando todas las técnicas de marketing posibles, trabajan mucho la parte emocional...
Es la primera piedra de este endeble edificio. Con eso en la cabeza, es imposible no querer irse de viaje estos meses, aunque sea solo unos días. Y menos si, además, sentimos que estamos esforzándonos un montón cada día. Así que, decidido, nos vamos cueste lo que cueste. Y como no podemos pagarlo con lo que tenemos en la cuenta corriente, exploramos otras opciones, como los créditos, con el apoyo del propio sector. «Más allá de discursos moralistas, nos encontramos con que los tipos de interés han bajado, lo que nos anima a pedir prestado», señala Carlos Victoria, profesor de Economía en Comillas-Icade.
En cifras
33 %
del presupuesto de vacaciones se nos va en pagar el alojamiento, calcula el Observatorio Nacional de Turismo Emisor. Los hoteles se han encarecido un 50% desde 2021, los apartamentos un 37, las casas rurales un 10 y los campings un, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
16 %
de los créditos al consumo pedidos a principios de año iban destinados a pagar las vacaciones, según el último barómetro de Asufin, la Asociación de Usuarios Financieros.
Aunque aquí nos pasamos de frenada, porque ese descenso del precio del dinero que nos dan resuena en otro tipo de productos más que en el que nosotros vamos a pedir. «Muchas veces se nota que nos faltan conocimientos financieros y que no valoramos muy bien cuáles son los riesgos del endeudamiento». Así que pedimos el crédito confiando en que lo podemos pagar, pero realmente no sabemos muy bien la profundidad del charco en que nos hemos metido. Eso lo veremos en los meses posteriores.
«Más manipulables»
Ruiz Dotres reconoce que nos falta formación, pero también pone el foco en otro asunto: el propio sistema favorece la situación. «Quizá no tanto desde la banca, pero sí desde todas esas aplicaciones, todas esas 'fintechs', que nos ofrecen todo tipo de facilidades de crédito. El mensaje antes era ahorra para poder pagarlo. El de ahora es consume y ya pagarás. Es perverso. Nos quieren pobres porque somos más manipulables», señala.
Esas facilidades suelen ser el pago fraccionado, que es la segunda herramienta con la que estamos pagando las vacaciones de este año. «Desde la pandemia, los pagos a plazos de compras online empezaron a crecer bastante. Primero fueron los jóvenes, con ropa, zapatillas, etc. Luego se han incorporado el resto de franjas de edad a la tendencia y se aplica a compras de importes cada vez más importantes», señala Jordi Nebot, CEO y cofundador del proveedor de servicios de pago PaynoPain.

«El mensaje antes era ahorra para poder pagarlo. El de ahora es consumo y ya pagarás. Es perverso»
Elisabet Ruiz Dotras
Profesora de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya
En una encuesta realizada por esta empresa se encontraron que cinco de cada diez participantes se planteaban aplazar el pago de compras superiores a mil euros. Y esto ha tenido su repercusión en las vacaciones. «Este año hemos recibido muchas peticiones de empresas del sector hotelero para implementar herramientas que lo permitan», se sincera.
«Hasta ahora no era nada habitual en el sector vacacional y de viajes. Pero el encarecimiento del precio final ha influido: lo que antes podía costar 500 euros ahora son 900 y se escapa de los presupuestos de muchas familias», desliza Nebot. Y en vez de renunciar a la estancia, piden que se les permita pagar de una manera más cómoda.
– Pero hay que tener precauciones
Nebot: Hay que saber las condiciones que te van a aplicar y cómo van a ser las mensualidades: la cantidad, el tiempo...
Ruiz Dotres: Ojo también con cuántas compras fraccionas porque aunque la cuota sea pequeña, si son muchas te puede pasar que para el día 20 del mes ya no te quede dinero en la cuenta.
Victoria: El endeudamiento es una herramienta muy útil para mantener el consumo, pero debemos pensar qué estamos financiando, si son inversiones , si es por fuerza mayor... Y ser prudentes.

«El endeudamiento no debe superar el 35% de tu renta disponible»
Por muchas ganas que tengamos de darnos unas buenas vacaciones, hay que echar cuentas. Incluso aunque el banco te diga que eres apto para un crédito al consumo. «Son las deudas del futuro», precisa el profesor de Comillas-Icade Carlos Victoria. Y, por tanto, has de ser «consciente» de cuál es tu capacidad real de afrontar los pagos futuros. «En general, el endeudamiento no debe superar el 30 o el 35% de tu renta disponible». Así que si tus ingresos son de 1.500 euros, por ejemplo, lo máximo que deberías pagar al mes entre la hipoteca y el resto de préstamos, incluido el de ese viaje con el que sueñas, estaría en torno a los 500 euros. Si sobrepasas esa cifra, es probable que haya meses en los que llegar a fin de mes se convierta en un deporte de riesgo... «O de que empiecen los impagos».
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