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G. LAHIDALGA
Miércoles, 26 de septiembre 2007, 03:19
Torrelavega ha perdido a uno de sus más insignes, apreciados y emprendedores comerciantes, el primero que implantó, en 1970, el tipo de venta que él mismo publicitó como 'todo bajo el mismo techo'. Serafín Fernández González, infatigable trabajador y mejor persona, falleció ayer a los 84 años de edad.
Como destacó Nieves Bolado en un reportaje sobre la vida y obra de Serafín Fernández publicado en este periódico el 12 de diciembre de 2005, consiguió que su nombre fuera, durante décadas, sinónimo del comercio de Torrelavega. Un buen día vio 'Sepu' en Madrid y se preguntó porqué no se podía hacer algo similar en Torrelavega. En 1979 le dijo a su esposa, María Villazón Eguren, que había hecho 'una chapuza', ya que, con un importante crédito, había adquirido un local que más tarde convertiría en los Almacenes Serafín, aún en el recuerdo de muchos cántabros. Después de toda una vida de trabajo, se convirtió en el principal comerciante de Torrelavega.
Serafín Fernández González, nacido en La Presillas en 1923, comenzó a trabajar en la Tejera de Zurita y con Obeso en la construcción. Luego entró al taller de bicicletas de los Trueba (la familia de 'la pulga' de Torrelavega), donde aprendió una profesión y cogió afición por el ciclismo (fue campeón de España de montaña, para independientes, en 1940). Más adelante, animado por la pujanza industrial de Torrelavega y el gran uso que hacían los trabajadores de la bicicleta, decidió a abrir su propio taller, avalado por la familia Trueba: un local de 12 metros en Barreda. Casado ya con María Villazón, en la que encontraría su principal apoyo y aliada, inició una constante progresión en los negocios. Junto al taller de bicicletas abrió una mercería que regentó su esposa. El nacimiento de sus hijos, Serafín, Carlos María, José Antonio, Fermín (fallecido muy joven) y Álvaro, decidió al matrimonio establecerse en Torrelavega pensando en los colegios. En 1961 alquilaron un local de la calle Consolación, para abrir un comercio (Bazar Serafín) que fue innovador en su época vendiendo electrodomésticos, las primeras ollas a presión, bicicletas, cochecitos de niños y las primeras bombonas de 'camping gas'. Detrás del comercio, ya con 10 empleados, abrió un segundo taller, de bicicletas y motos, manteniendo el de Barreda y la mercería.
Su gran reto
En 1966, Serafín dio otro gran salto como comerciante. Firmó otro crédito y adquirió El Palacio del Cristal, que convirtió en un comercio emblemático en la comarca donde se vendían objetos de cristal, vajillas y otros elementos decorativos. Apenas tres años después, se endeudó de nuevo, y, comprando el local de la ferretería 'La Llave', en los soportales de la Plaza, al que anexionó más tarde el cine Garcilaso, abrió Almacenes Serafín, de 4.000 metros cuadrados, donde acudía gente de toda la región, que funcionó 24 años y que llegó a crear 70 empleos.
Serafín será incinerado hoy por la mañana en Ciriego, celebrándose a las cinco de la tarde, en la iglesia de la Virgen Grande, un funeral por el eterno descanso de su alma.
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