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REDACCIÓN
Jueves, 22 de noviembre 2007, 11:39
Un hombre identificado como M.R.G., de 79 años, se entregó ayer a la Guardia Civil tras asesinar a su esposa, B.S.F., de 76 años, cortándole el cuello con un cuchillo en una vivienda de Puente Arce propiedad de la hija de la víctima y a la que la mujer se había marchado a vivir después de denunciar a su marido por agresión -lo hizo el pasado 25 de octubre- y abandonar el domicilio matrimonial en Santander.
Según precisaron ayer fuentes de la Delegación del Gobierno en Cantabria, el suceso se produjo a las dos de la tarde de ayer, miércoles, si bien no trascendió hasta varias horas más tarde.
Por lo que ha contado él mismo y por lo que luego han averiguado los agentes se ha sabido que M.R.G. condujo a Puente Arce, entró en la vivienda de su hija -que en ese momento no estaba- y mató a su esposa cortándole el cuello con un cuchillo de cocina. Después, abandonó el inmueble, se metió en su coche, arrancó, sufrió un accidente de tráfico y, ante la imposibilidad de proseguir su camino a bordo del vehículo, lo abandonó, se fue a la estación, subió a un tren con destino a Santander y, una vez en la capital, se presentó en el acuartelamiento de la Guardia Civil en Campogiro y confesó que le había hecho «algo» a su mujer.
Agentes de la Policía Judicial y efectivos de varias patrullas de la Guardia Civil se personaban instantes después en la vivienda, situada en el barrio de La Mina, donde, efectivamente, comprobaron que la había hecho «algo». La había matado.
Ya le había denunciado
Se abrían, así, las diligencias del segundo caso de muerte por violencia de género que se produce en Cantabria en lo que va de año -tras el fallecimiento, en mayo, de una mujer de 41 años en Carrejo- y que tiene detrás de sí mucha más historia.
Por lo visto, la mujer denunció a su marido el día 25 de octubre por agresión. Cuatro días después, el juez extendió una orden de protección en favor de la señora y prohibió a su presunto agresor -y ahora su presunto asesino- acercarse a menos de 200 metros de la mujer, quien, según parece, decidió abandonar el domicilio matrimonial, en Santander, e instalarse con su hija en Puente Arce, donde él la encontró.
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